Sin Perdón
La campaña torcida de Sánchez
En ocasiones parece que sus apologetas crean que es un superhéroe de Marvel. Por cierto, es lo que pensaba la izquierda sobre Felipe
Hay un momento en que el escenario se tuerce para los presidentes del Gobierno y empieza el declive. Le sucedió a Suárez con las guerras internas en UCD; a González, con los escándalos de corrupción y el cansancio por las formas arrogantes del felipismo; a Aznar con el Prestige, la boda del Escorial, la guerra de Irak y, finalmente, los atentados del 11-M; a Zapatero con la gestión de la crisis económica; y a Rajoy con la corrupción y el incumplimiento de los compromisos electorales. Por supuesto, hubo más acontecimientos que se fueron sumando en todos ellos, pero la tendencia comenzó y no paró. En un determinado momento, todos se veían en el Olimpo y al poco cayeron al Hades e incluso, en algún caso, sufrieron la amargura de dejar La Moncloa o ver cómo su partido era derrotado en las urnas. Creo que Zapatero, aunque no coincida ideológicamente con él, es el que mejor llevó la situación e incluso se ha reinventado para seguir influyendo, y mucho, en La Moncloa.
Ahora tengo una sensación similar con los problemas que acongojan a Sánchez. No recordamos que sufrió tres importantes derrotas: Madrid, Andalucía y Castilla y León. Es cierto que el apoyo de la izquierda mediática, el aparato propagandístico, el malabarismo en las cifras económicas, la ayuda del BCE cargándose las reglas fiscales y su habilidad para crecerse en la adversidad le ha permitido ofrecer una imagen optimista. En ocasiones parece que sus apologetas crean que es un superhéroe de Marvel. Por cierto, es lo que pensaba la izquierda sobre Felipe. Esta campaña no ha podido ser más desastrosa. Intentó contener el incendio de las excarcelaciones y las reducciones de penas de los agresores sexuales por culpa de la chapucera la ley del solo sí es sí. Organizó una reunión con Biden para mostrar su perfil internacional, pero quedó en nada por el desastre de las listas de Bildu con etarras. La situación de Podemos es catastrófica. Finalmente, ha saltado el escándalo de la compra de votos que afecta a candidatos locales del PSOE.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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