Al portador
Ciudadanos dependientes del Estado, votantes cautivos
Sánchez, sin complejos y con habilidad, al César lo que es del César, juega la baza –siempre a corto plazo– de las ayudas sociales y las subvenciones y es por eso que necesita aprobar los próximos Presupuestos
José Luis Feito, Técnico Comercial del Estado y uno de los economistas liberales más respetados –y por supuesto también de los más criticados por toda izquierda y la extrema izquierda– lo acaba de explicar con nitidez: «El verdadero objetivo económico del Gobierno es reproducir las condiciones de dependencia del Presupuesto de amplias capas de la población», ha escrito en Vozpópuli. Pedro Sánchez, ya en La Moncloa tras desalojar a Mariano Rajoy, encaró las siguientes elecciones generales con la táctica de los entonces llamados «martes sociales». Todo consistía en anunciar que el Consejo de Ministros, semana tras semana, aprobaba todo tipo de ayudas y subvenciones, de contenido más o menos social, que luego unas veces llegaban a poner en marcha y eran efectivas y otras muchas quedaban por el camino o, como en el caso del famoso Ingreso Mínimo Vital (IMV), siguen sin cumplir los objetivos previstos, entre otras razones por la enorme complejidad de su tramitación y por los no menos sencillos requisitos exigidos para percibirlo.
Los Gobiernos de Sánchez, desde 2018, azuzados también primero por Pablo Iglesias, y sobre todo después por Yolanda Díaz, han creado una muy tupida red de ayudas sociales, convertidas en un auténtico laberinto, que además suelen ser modificadas de forma casi permanente. La impulsora de Sumar, sin ir más lejos, ha introducido alrededor de una treintena de modificaciones de la legislación laboral, casi todas al margen del diálogo social, con el que solo parece estar de acuerdo cuando empresarios y sindicatos le dan la razón. Ahora acaba de conseguir, a la segunda, que el Congreso apruebe el nuevo subsidio de paro, que aumenta la mayor parte de las cuantías de 480 a 570 euros al mes. Nadie se atrevió a votar en contra –ni tan siquiera Vox, tan estatalista y paternalista como el que más– y, eso sí, el PNV, que apoyó la medida, obtuvo por fin vía libre a la prevalencia de los convenios autonómicos, otro paso más para la ruptura de la unidad de mercado español, algo que perjudica a todos, también a los teóricos beneficiados en sus territorios. Sánchez, sin complejos y con habilidad, al César lo que es del César, juega la baza –siempre a corto plazo– de las ayudas sociales y las subvenciones y es por eso que necesita aprobar los próximos Presupuestos. «Se trata de maximizar el número de personas que total o parcialmente viven de lo público y advertir de que la llegada al poder de la derecha destrozaría su modus vivendi», como apostillaba, José Luis Feito, con frecuencia alejado de la corrección política.
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