Paloma Pedrero

Abuso sexual

La Razón
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Uno de cada cinco menores sufre abusos sexuales en España, denunciados. La incidencia, dicen, es de tres niñas por un niño, ya que la mayoría de los agresores son varones heterosexuales. Gran parte de de estos abusos se dan en el entorno familiar y hay grados muy distantes, desde tocamientos ha violaciones. El violador de la pequeña Olga Sangrador lo ha vuelto a hacer y regresa a la cárcel, ¿hasta cuándo estará? Escalofriante todo. Sin embargo, las criaturas crecen y la desgracia continúa. La semana pasada contaba yo en estas páginas mi primera experiencia de abuso sexual en un autobús a mis doce años. He tenido más de mayor, alguna narrada en textos literarios. Yo nunca lo he callado porque he tenido la suerte de dedicarme a la escritura. Otras no han podido contarlo. Ahora están saliendo casos a mansalva, desde Hollywood hasta el más humilde lugar. Salen los casos porque siguen dándose y porque, finalmente, el efecto dominó está consiguiendo que miles de voces clamen. Primero en los medios, ahora en las redes, se destapa la olla de una de las perversiones más grandes y nefastas del sistema patriarcal. Porque el acoso y el abuso están directamente relacionados con el ejercicio del poder. Cuando las mujeres somos niñas el abuso se consuma a través de la fuerza física. Cuando somos adultas las formas son múltiples, pero casi siempre el abusador ofrece algo que necesitas o amenaza con quitarte algo que necesitas también. En el mundo del trabajo está a la orden del día: jefes con subordinadas, por ejemplo. En la política y en el arte, como estamos viendo, es constante. La cultura de la testosterona no retrocede. Desde estas páginas seguiremos luchando. Por la transformación.

Paloma Pedrero