Iñaki Zaragüeta

Alicia merecía mejor final

Alicia de Miguel decidió tirar, como dicen en mi pueblo, «por la calle de en medio» en una demostración de tener las ideas claras y la vida profesional atractivamente solucionada en la medicina como hematóloga, además de aprovechar la ocasión para liberarse -por qué no decirlo- de una actividad que ya no le satisfacía a plenitud.

Es comprensible. Tras haber protagonizado una conducta pública intachable y participado en el impulso social, económico, político y cultural de la Comunitat, su escasa responsabilidad hacía de ella un valor infrautilizado, cuando su formación, conocimientos y posibilidades están bastante por encima de la media.

Coincido con mi amigo Rogelio en que la imputación le ha servido como excusa para solventar la batalla interior, en algunos momentos de contradicción, de estar obligada a convivir con un proyecto que no le colma de satisfacciones. Nos da la impresión, a Rogelio y a mí, que desde hace tiempo venía rumiando su retirada muy al margen de la dinámica jurídica.

Lo cierto es que De Miguel ha dicho adiós a la política, imagino que para siempre aunque eso nunca se puede asegurar, a pesar de estar en condiciones de aportar un gran grano de arena al PP y a la Comunitat.

La imputación de la que ha sido objeto no tendrá demasiado recorrido judicial y, desde luego, la exconsellera y exdiputada merecía mejor final. Es una lástima para personas con criterio, tan imprescindible en nuestra clase política.

La decisión de Alicia, más que un adiós, es un «ahí os quedáis». Así es la vida.