César Vidal

¿Cataluña?

A lo largo de mi vida, he podido dar docenas –seguramente centenares– de conferencias en el extranjero. Pagadas y gratuitas, en universidades y en iglesias, en el Tercer Mundo y en el primero, ante licenciados y ante campesinos semianalfabetos. Quizá por eso hace tiempo que llegué a la conclusión de que, en no pocas ocasiones, lo más interesante es la parte dedicada a las preguntas. Durante la misma, se escucha, se descubre, se aprende, se comprende. En esa sección tan especial aprendí hace ya años que Cataluña no existe. Entiéndaseme. Existe, pero sólo como parte de España. Hace apenas unos días, ante un auditorio selecto del sur de Estados Unidos, al responder una pregunta, pronuncié la palabra «Cataluña». La reacción inmediata de la gente fue musitar: «¿Qué? ¿Dónde?». Sólo cuando expliqué que se trataba de una región en el noreste de España, los presentes asintieron con la cabeza mientras decían: «¡Ah! ¡Oh!». Fuera de España, prácticamente nadie conoce sus regiones. Las excepciones son Castilla –por la Historia asociada a América–, Andalucía y, finalmente, Galicia por la emigración. En algún lugar, a lo anterior se suman Asturias y las Canarias... y hasta ahí llegamos. Imagino que las embajadas fantasmagóricas de Cataluña en el extranjero pretendían cambiar esa situación. Ciertamente, han proporcionado lujosos pesebres a no pocos, gastado el dinero de los ciudadanos y contribuido a sembrar una pésima imagen de España por el mundo. No más. Los «lobbystas» de medio planeta han enganchado el dinero que les daba el Gobierno de Cataluña y que procedía de nuestros bolsillos y luego les han dado palmaditas de ánimo en la espalda. Ha sido peor si además se empeñaban en utilizar el catalán como lengua de tráfico internacional porque entonces perdían contratos extraordinarios. No sé si triste o risueña, pero ésa es la realidad, a fin de cuentas. Fuera de España, Cataluña no llega a Croacia. Es, como mucho, Kosovo. Ni siquiera se la asocia con el Barça o Barcelona por la sencilla razón de que a nadie le importa ni le interesa ni la conoce. Ignoro si un día Artur –antes Arturo– Mas se levantará con la barretina de cuadros y declarará unilateralmente la independencia. No sé tampoco si, llegado ese caso, se saldría o no con la suya. De lo que no tengo la menor duda es de que Cataluña cuenta algo en el extranjero por ser una región de España que, por añadidura, no es una superpotencia. Fuera de eso, se enuncia no como tal sino como «¿Cataluña?».