César Vidal

Cien escaños...

Fue hace dos años, día arriba, día abajo. Aquella persona acababa de protagonizar un episodio de jaboneo clamoroso cuyo destinatario era Rosa Díez. Esperé a que la dirigente máxima de UPyD desapareciera y le pregunté al sujeto en cuestión si le parecía razonable aquella forma de adular. No se trataba sólo de que Rosa Díez no era Margaret Thatcher ni Indira Gandhi –eso saltaba a la vista– sino de que sus posibilidades de superar los resultados obtenidos hasta entonces eran más que reducidas y, por lo tanto, mal iba a poder ayudar –caso de quererlo– a quien así la trataba. «UPyD», me dijo con una seguridad total, «saca cien escaños en las próximas elecciones». Cuando me consta que mi interlocutor no escuchará suelo acabar la conversación, pero entonces no pude resistir la tentación de replicar. «No va a sacar cien escaños ni de chiripón», le dije, «pero, aunque así fuera, no podría gobernar. No pudo hacerlo Fraga con más...». Me miró con cara molesta –la misma que ponía siempre que alguien no asumía sus puntos de vista–, torció el gesto y dejó el tema. Me he acordado mucho, muchísimo de aquel episodio en los últimos meses. Aunque nunca voté a Rosa Díez sí me resultó una bocanada de aire fresco en unas Vascongadas donde el diez por ciento de sus habitantes ha tenido que exiliarse en las últimas décadas no por ETA sino por el nacionalismo en bloque. También creo que ha de reconocérsele el mérito de haber señalado cómo el sistema de ordenación territorial sufre disfunciones intolerables. Incluso me pareció más que encomiable que alguien desde la izquierda cuestionara la aciaga política de ZP. En todo ello podía desearle suerte, pero hasta ahí. Poco a poco fui conociendo cómo gente más que digna abandonaba la formación porque UPyD no era el partido rezumante de democracia interna que habrían deseado. Algunos de los que se quedaron entonces criticando aceradamente a los desengañados se cuentan ahora entre los críticos más feroces de Rosa Díez. Quizá no podía ser de otra manera. Hace dos años –y lo dice alguien que se cuenta entre los primeros que entrevistaron a Rosa Díez y se interesaron por conocer a fondo su proyecto– se veía venir. Incluso lo ha captado ya quien entonces les pronosticaba cien escaños en las elecciones de finales de este año. Si lo habrá captado que lleva una buena temporada cantando las loas de Ciudadanos. Pero de esos mucho me temo que tampoco sacará publicidad institucional.