Semana Santa

Días de pasión

La Razón
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La Semana Santa comienza el Domingo de Ramos y termina el Domingo de Resurrección. Es el tiempo en el que los católicos celebran el principio fundamental de su fe, recordando cada año la pasión, muerte y lo más importante, la resurrección de Jesús. La mayoría de los españoles, sean o no creyentes o practicantes, la viven con respeto, siendo conscientes de que, además del componente religioso, tiene un gran valor cultural y un enorme atractivo turístico. Una minoría de intolerantes, que enarbola la bandera del odio a la religión, arremete cada año contra los sentimientos y la libertad de los demás, intentando impedir, o al menos dificultar, el desarrollo normal y tradicional de la Semana Santa. La respuesta la tienen en las calles de tantos lugares de España. La respuesta está en las miradas, en las lágrimas, en las saetas, en los tambores y sobre todo en los silencios.

El pasado Domingo de Ramos fue sin ninguna duda un Día muy triste de Pasión. La muerte de Carme Chacón nos dejó conmocionados a todos. El dolor de su hijo de ocho años, de su familia, de sus amigos y de sus compañeros del PSOE, fue compartido por los que fueron sus adversarios políticos y por la ciudadanía para la que trabajó. Fue una persona leal, luchadora y respetuosa, que se ganó el respeto de los demás. Sus palabras «Capitán mande firmes. Y ahora digan conmigo ¡¡¡Viva España!!! ¡¡¡Viva el Rey!!!», siendo la primera mujer ministra de Defensa, española, catalana y estando embarazada, quedarán para la historia. Quizá los socialistas navarros que han votado a favor de izar la bandera republicana en el Ayuntamiento de Pamplona deberían aprender que se puede ser republicano, pero en un Estado de Derecho, como el nuestro, la ley se tiene que cumplir y, mientras no se cambie legalmente, España es una monarquía y nuestra bandera es roja, amarilla y roja.

El periplo americano del presidente de la Generalidad, Puigdemont, no ha sido apasionante, más bien ha sido ridículo. El expresidente Cárter ni cacahuetes le ha dado, y la embajada de Estados Unidos ha dicho, nada más y nada menos, que están comprometidos con una «España fuerte y unida». Para ese apoyo internacional a un referéndum ilegal que el independentismo busca, sería más acertado acudir a dirigentes que hayan demostrado su escaso apego a la democracia y a la legalidad. Un dirigente como Maduro, que controla el poder judicial de su país y se ha atrevido a intentar suprimir el legislativo, es perfecto para respaldar ilegalidades y no darse más «trumpazos».

En estos Días de Pasión, los comunistas, los fascistas, los intransigentes y los sectarios deberían fijarse en alguien tan grande como Serrat, que canta al Mediterráneo, a Miguel Hernández, a Antonio Machado y también emociona con la saeta el cantar al Cristo de los gitanos, preguntando una voz popular ¿Quién me presta una escalera para subir al madero para quitarle los clavos a Jesús el Nazareno?».