Irak

El Día del Recuerdo

Ángel Tafala

Quizás la festividad de la Pascua Militar se debería denominar el Día del Recuerdo. Del recuerdo de que los militares existen en la sociedad española. Es cierto que durante el resto del año –de vez en cuando– surgen alabanzas rituales hacia los militares, eso sí, salvo que expresen alguna idea institucional, en cuyo caso suelen ser severamente reprendidos. Pero en general hay más alabanzas que conocimiento de esta secular institución comprometida con la defensa de España.

Los protagonistas de esta Pascua del 2015 serán naturalmente nuestro nuevo Rey, Don Felipe, y las Fuerzas Armadas (FAS) representadas por el ministro de Defensa, el señor Morenés, supremo responsable de la Administración militar. Como no sé lo que dirán solo puedo expresar aquí la percepción propia de un marino militar retirado, de lo que ha sido el 2014 y que podrá traernos el 2015.

La Corona y las Fuerzas Armadas son dos de las instituciones vitalmente comprometidas con la unidad de España. La primera la encarna, la segunda la defiende. Quizás por eso hayan sido objeto de ataques –la Monarquía– o son ignoradas caso de las FAS. No es que yo abogue por un papel político para los Ejércitos, pero me duele que estén totalmente ausentes de este esencial debate sobre la unidad de la Patria, su razón de ser según nuestra Constitución reconoce.

Una vez descargada el alma, pasemos vertiginosamente por el detalle de lo que ha sido el 2014 en lo operativo y en lo orgánico para las FAS.

Con una financiación escasísima las FAS han sido capaces de atender los compromisos exteriores del gobierno tanto en África como en Asia y Oriente Medio. Eso sí, a costa de dejar por debajo del mínimo al resto de unidades, lo que indefectiblemente daña la credibilidad de la disuasión del conjunto y su prestigio internacional.

Especialmente positivo fue el consenso político sobre la nueva misión –nada clara por otro lado– en Irak y en el sur de Turquía donde los partidos políticos resistieron la tentación de reabrir las heridas del despliegue del 2003.

Lo orgánico no ha sido –a mi juicio– tan satisfactorio pues las FAS siguen sin tener el imprescindible horizonte presupuestario multianual estable y la atención política se centra exclusivamente en los llamados Programas Principales de Armamento que siendo importantes, no permiten por si solos mantener unas FAS coherentes. El tener al frente del Ministerio a una persona –por otro lado todo un caballero– asociada a un pasado de industria militar pero sin fuerza política dentro de un Gobierno relativamente indiferente y poco comprometido con el tema, no ha sido la solución óptima para navegar por estos tiempos de dureza. Especialmente en el clima descrito inicialmente de mucha paja (alabanzas) y poco trigo (financiación) para que el conjunto de las FAS sea eficaz.

En resumen: más conocimiento real de los Ejércitos –aceptando incluso que origine un cierto nivel de crítica– y poner la cartera donde lleguen los aplausos es lo que pediría para el 2015.

* Almirante (r)