Política

Daniel Portero

El galardón de la vergüenza

El galardón de la vergüenza
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La sección tercera de la Audiencia Nacional ha justificado y avalado el premio que el Ayuntamiento de Guernica concedió al terrorista Arnaldo Otegi y al socialista vasco Jesús Eguiguren por contribuir a la mal llamada «resolución del conflicto de ETA». De esta forma ha archivado la causa abierta tras la querella interpuesta por Dignidad y Justicia por enaltecimiento del terrorismo. Fue esta asociación, y nadie más, quien hace algo más de un año denunció al alcalde de Guernica y a todo el comité organizador del premio, pues entendíamos que dar un premio a un condenado por pertenecer a ETA no podía ser objeto de ensalzamiento o de alabanza cuando este ayuntamiento, gobernado por Bildu, entregó el premio de la concordia a Otegi y Eguiguren por ser los conseguidores de esta falsa paz de ETA que ahora tenemos. La Delegación del Gobierno en el País Vasco, encabezada por Carlos Urquijo, también exigió responsabilidades al alcalde de Guernica, aunque igualmente cayeron en «saco roto». Pero ¿por qué la Audiencia Nacional avala este tipo de premios? ¿Podrán a partir de ahora premiarse a todos los terroristas de ETA después de este escandaloso archivo de la causa judicial contra el alcalde de Guernica? ¿Ha bajado el nivel de intensidad en la lucha contra ETA por parte de la Justicia española? Son preguntas que nos hacemos los ciudadanos a diario y que tienen rápida respuesta. Sí que ha bajado la intensidad en la lucha contra ETA. Ya fueron artífices de la puesta en libertad de casi 100 etarras condenados por la «doctrina Parot» y ese hecho nunca lo olvidaremos las víctimas del terrorismo. Conceden permisos ordinarios y extraordinarios a terroristas sangrientos como Urrusolo o Lasarte sin que les tiemble el pulso. Y ahora toca justificar los premios a terroristas. Porque la verdad es que la Justicia y su aplicación parece que dependen de los tiempos en que vivamos y, ahora, toca claudicación ante ETA y sus cómplices. Pero deben recordar los señores responsables de estas tropelías que sus compañeros asesinados y sus familias ni olvidan ni perdonan, porque la sangre de los inocentes nunca se derramó para que los cobardes olvidaran tan pronto.