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¿Está vd. entre los más ricos?

La Razón
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El populismo de izquierdas suele caricaturizar las dificultades económicas que atraviesa la mayor parte de Occidente como una lucha entre ricos y pobres: hay gente que es muy pobre porque hay otra gente que es muy rica. La tarta está dada y si unos tienen mucho es necesariamente porque otros tienen poco. De todo ello se colige que la forma de acabar con las miserias de la crisis pasa por redistribuir la riqueza: quitársela a los ricos y dársela a los pobres. El argumentario populista puede someterse a muchas críticas: desde un punto de vista ético, es necesario insistir en lo profundamente inmoral que resulta usar la coacción estatal para robarle a la gente la propiedad que ha adquirido de un modo pacífico; desde el económico, es menester recordar que la tarta de la riqueza no está dada y que los pobres pueden prosperar sin necesidad de empobrecer a los ricos: basta con que el Estado no les impida salir adelante mediante altos impuestos y grotescas regulaciones redactadas normalmente a medida de los «lobbies» de turno. Pero hay otra cuestión que resulta pertinente plantear: ¿quiénes son esos ricos a los que el populismo de izquierdas quiere empobrecer para empoderar a los pobres? Lo habitual es pensar que los ricos siempre son «otros».

Pero si adoptamos una perspectiva global, la inmensa mayoría de españoles se hallaría entre los más ricos del planeta: todo ciudadano que ingrese al año más de 25.000 euros está entre el 1% de personas con mayor renta del planeta; aquel que ingrese más de 10.500, entre el 10% con mayor renta. Toda persona con un patrimonio neto de más de 590.000 euros, figurará entre el 1% de personas con mayor patrimonio del mundo; toda la que posea un capital de más de 65.000 euros, entre el 10%. ¿De verdad la solución pasa por empobrecer a estos «ricos» instaurando un impuesto global para redistribuir su renta y su patrimonio? No, pasa por enriquecer a los pobres. Y sólo hay un camino: libertad, libertad, libertad.