Iñaki Zaragüeta

Europeísmo de pacotilla

La Razón
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El líder de Podemos ha demostrado con reiteración sus cualidades camaleónicas para adaptar sus mensajes según convenga a la coyuntura de cada momento. Cualquier convicción que pueda ser un obstáculo para acceder al poder es susceptible de revisión y modificación. Otra cosa será si le llega su gran día.

De ahí que ayer Pablo Iglesias mostrara una imagen europeísta contraviniendo su prédica del pasado. Le ha sobresaltado la decisión de Reino Unido de abandonar la Unión Europea. No porque esté a favor de ella, sino por las repercusiones, especialmente las económicas para numerosos sectores españoles, habidas en tan sólo 24 horas que puedan perjudicar sus proclamas de cara a mañana en las urnas.

Pero ahí están sus reconocimientos y los de sus colegas dirigentes en el Parlamento Europeo –recordemos que disfrutó de un escaño en Bruselas y Estrasburgo– afirmando que el programa económico de Podemos es inviable bajo las reglas de la Eurozona y del actual marco monetario. Sus discursos en este sentido y en otros varios coincidían con los de la jefa del Frente Nacional francés, Marie Le Pen, y con los del Movimiento Cinco estrellas del italiano Beppe Grillo, incluso con los de Bildu.

Iglesias no puede borrar, aunque hoy desearía hacerlo, el voto favorable de su partido, en Estrasburgo, a la disolución del euro. En comandita con la coalición vasca radical y con los populistas, como él, italianos y franceses.

Él repudia ser preso de su historia si le plantea problemas para sus fines. Por ello intenta mostrar estas horas una cara europeísta. Su problema, sin embargo, que ahí está su pasado más reciente, del que por cierto no ha apostatado. Tan sólo quiere disimularlo. Así es la vida.