Angel del Río

Expectativas no cumplidas

La Razón
La RazónLa Razón

La Factoría de Ocurrencias Manuela Carmena, tiene la misma capacidad para fabricar productos ilusionantes, como para convertirlos después en frustraciones. Se anuncian iniciativas que crean expectación y más tarde se diluyen en la torpeza de una mala gestión. El último producto de estas características tiene que ver con una iniciativa del concejal Calvo, que fue recibida con mucho interés y que no ha respondido a los objetivos iniciales.

Se trata de un ambicioso plan de ayudas a las comunidades de vecinos para llevar a cabo obras y proyectos de remodelación de zonas o infraestructuras comunes. Sabido es las necesidades que en este sentido tienen muchas comunidades de propietarios y su dificultad para llevarlos a cabo por falta de medios económicos. Por eso, cuando desde el Ayuntamiento se anuncia un plan de ayudas, se produce una respuesta importante en forma de solicitudes, como el caso que nos ocupa, y en una primera fase se presentan más de 1.500. Pero sembrada la ilusión, luego hay que consumarla. Y esto es lo que ha fallado, por una mala gestión, planificación, o capacidad de respuesta adecuada del consistorio. Poco más de un centenar de casos han sido resueltos; el resto, ha quedado pendiente de tramitación, dictamen y resolución, a la espera de que el plan de 2015, se resuelva en parte en 2017, y el de 2016, se alargue hasta 2018, año electoral.

La mala gestión municipal ha creado frustraciones entre las comunidades que aspiraban a obtener ayudas para la rehabilitación y ven ahora que las cosas no son cómo se habían anunciado. Por otra parte, nadie puede presumir de haber tenido una idea brillante con un plan de esta naturaleza, pues no es la primera vez que se ponen en marcha este tipo de iniciativas distintas etapas. Uno de los planes más ambiciosos fue las ayudas establecidas por la Comunidad para la instalación o adecuación de ascensores. Pero quizá el proyecto más ambicioso fue el que puso en marcha hace ya algunos años el Ayuntamiento de Madrid para el cambio de calderas de carbón por otras de combustibles más limpios. En ambos casos fue un éxito porque se cumplieron las expectativas, los plazos y las ayudas convenidas, cosa que en el «Plan Madre» no ha sucedido.