Rafa Nadal

Fogonazos de dignidad

La Razón
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Sucede de vez en cuando, un suceso te sacude y se te aposenta ya para siempre en la memoria, fogonazo positivo. El primero se resume en pocas palabras: «Algo muy triste y duro se está convirtiendo en algo muy grandioso...». La entereza emocionante, la educación máxima, la dulce amabilidad de la hermana de Ignacio Echeverría, compareciendo el otro día ante los periodistas, me generó súbitamente un nudo en la garganta y una empatía inmediata por ella, en el trance del luto repentino. La historia de Ignacio ha calado en millones de personas ante la escasez de héroes que llevarnos a la boca y la saturación que arrastramos de ruido y maldades, desafíos estériles, quiebras bancarias en cadena y la consiguiente desesperación entre sus accionistas... Qué te voy a contar que no sepas. Esa hermana habló y nos conmovió hasta la lágrima. Querido Ignacio, querida familia tuya. De tal palo, tal astilla.

Mi segundo fogonazo se llama Tina Fuertes. La conozco, felizmente. Me dio clase de Arte en el instituto, siempre fue una mujer de carácter, juraría que todas sus alumnas la recordamos. Sabemos que lleva años enferma de cáncer y que, por supuesto, no se rinde. Seguimos sus avatares desde los grupos de whatsapp, con la distancia de los años y los kilómetros. Pero ahora la profesora nos grita repentinamente desde la prensa. Tina, te veo en las portadas y me enorgullece hasta el infinito. Ahí estás, frente a quienes critican las donaciones económicas de Amancio Ortega. De repente vuelves a removernos del asiento, a la orden, todos a firmar tu petición. En tiempo récord has conseguido 12.000 apoyos en change.org. Querida Tina, cuánta razón tienes.

Ya lo dice el refrán, no hay dos sin tres. Este sábado subió al escenario y me deslumbró la luz de Cristina, transexual histórica. Ocurrió en una cena benéfica a favor del colectivo LGTBI. Entre otros, premiaron al ex presidente Zapatero y él, en un gesto que le honra, quiso dedicárselo a Cristina, ejemplo de vida en lucha por la igualdad. La aludida nos relató a todos, en un minuto de verdad descarnada, sus sinsabores hasta la victoria. Cristina querida, eres diosa y gurú.

Estos tres sucesos inspiradores me recuerdan que, todavía entre nosotros, reposan más rasgos dignos de admiración que de desprecio. Lo siento claramente con ellas y también ahora mismo, viendo al gran Rafa Nadal, diez veces rey de Roland Garros.