Angel del Río

La calle es de ellos

Los grupos de insumisos de la democracia, los antisistema, perros flauta, alborotadores de profesión, protestadores sin fronteras, cabreados con el mundo, sindicalistas de corazón partido por las rebajas en las subvenciones y políticos del PNG (Partido de Nunca Ganar) toman cada día las calles y secuestran el derecho a la movilidad del resto de los ciudadanos, al tiempo que sellan el acceso a los comercios. Nos hemos convertido en los campeones de Europa de las movidas callejeras y de la recopa de las huelgas.

Cuando las manifestaciones se hacen por el cauce legal de comunicación a la Delegación del Gobierno, es posible hacer previsiones, informar a los ciudadanos y establecer alternativas para que haya un itinerario de escape y uno, a pie o en coche, no quede atrapado por una marcha pancartera. Pero no siempre se cumple lo que marca la Ley, y las manifestaciones, concentraciones y marchas surgen de forma imprevista y sorprenden. Pasa cada vez con más frecuencia y empieza a convertirse en habitual. Esta anarquía hay que impedirla si se quiere defender los derechos de la mayoría por encima de los caprichos de unos grupos que no es que digan, sino que creen, que la calle es de ellos.

Y cuando la delegada del Gobierno, en el ejercicio de sus atribuciones y deberes, sanciona a quienes se comportan de forma ilegal y a veces violenta, incluso producen destrozos, se encuentra con una querella criminal que presenta contra ella IU y que el juez de turno admite a trámite, un trámite que parece mucho más fácil de admitir que el defender los derechos de la mayoría frente a la dictadura de los que toman la calle por las bravas.