El desafío independentista

La hucha de Artur Mas

La Razón
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El hombre que apretó el botón nuclear, la bomba para dinamitar España, incluida Cataluña, diríase el Kim Jong-un del palacio de la Generalitat, el político más irresponsable de la historia reciente, y eso que en esa lista habría muchos que se jugaban el primer puesto, el señor que pedía un pacto fiscal a sabiendas de que en aquel momento la ruina y los recortes emponzoñaban la economía y metió a su tierra en un búnker donde las verdades estaban prohibidas hasta el punto de convertirlas en humo; en fin, el galansote de telenovela que se creyó un libertador de cadenas pero que en realidad esclavizó a los ciudadanos que ya no saben de dónde saca para tanto como destaca; el burgués que prefirió aliarse con las fieras radicales que demonizan lo que es una familia bien y que acabaron engulléndolo como buitres ante su carroña, el señor gris del tres por ciento, dueño de un partido con sedes embargadas, el hereu de Pujol, que no imaginó cuan torpe era la estrategia para enterrar las preguntas sobre la fortuna de todo el clan; el falso mesías que entregaría las nubes a un nuevo cielo sin corrupción, el principal artífice de que la propaganda volara por los aires de una televisión pública embustera y manipuladora, el emperador que confundió un rayo de luz flotando con el deseo carnal, saca ahora la hucha petitoria para los cinco millones que ha de abonar en quince días. Artur Mas pide un poco más, por la Virgen de Montserrat, como si fuera uno de esos gorrillas que te exigen un euro cuando aparcas el coche. De los cinco millones han recolectado dos. La mitad, más o menos, se irían en impuestos de donaciones. Al final, su cuenta en vez de corriente estará en estado de excepción. El Estado quiere saber, y para ello se lo pide al Tribunal de Cuentas, quién paga a los abogados que defienden a Mas y a su equipo. Maldito dinero. Con lo bien que se vivía en la república de las mordidas en lugar de en esta otra de los bocados y los pellizcos de cura. Inhabilitado y arruinado. La CUP flotará eufórica. Otro señor con parné a la altura de un pobre desahuciado. En dos semanas, aunque una asonada monumental decida que sólo hay un balcón con vistas al abismo, su dinero y sus propiedades serán embargadas. España nos roba. Artur Mas necesita ahora más las huchas que las urnas. Un «crowfunding» mundial liderado por Julian Assange, el hombre fantasma que ya no sabe cómo mover las piezas del tablero para que caigan las torres. Una partida del presupuesto para el cambio climático de Putin. El cepillo de la Iglesisa de los clérigos que piden al Papa no por los necesitados y los perseguidos sino por los que les dan de comer por la puerta de la sacristía. La limosna de los engañados.