Jesús Fonseca

O Europa o el hundimiento

O creamos los Estados Unidos de Europa, o nos hundimos: «Los países de Europa son demasiado pequeños para asegurar a sus pueblos la prosperidad y los avances sociales indispensables». No puedo estar más de acuerdo con Monnet. Somos millones los que respaldaríamos unos Estados Unidos de Europa. Lo que pasa es que lo vemos como algo lejano; no acabamos de creérnoslo, por más que sea ahí donde esté, tal vez, la verdadera solución a nuestros problemas más acuciantes. Pero no. Seguimos en el «sálvese quien pueda». Si añadimos a esto los egoísmos de los unos y de los otros, así nos va en esta Europa nuestra, incapaz de hablar con una sola voz en el mundo. Pues sí, parecería conveniente proclamar cuanto antes los Estados Unidos de Europa, no como un sueño prometedor, sino como una necesidad urgente y dejar a un lado otras charlatanerías que nos absorben y malmeten. Importa lo que importa. ¿Cuándo será el día que así lo entiendan los dirigentes europeos, emperrados en ver las elecciones del próximo día 25 de mayo en clave nacional? Por cierto: tal vez sea una reflexión muy simple pero, ¿por qué será que los partidos de ultraderecha son siempre furiosamente antieuropeístas? Es sólo una pregunta que dejo al lector, para que él mismo se la responda. Pero sí diré dos cosas: la primera, que la arquitectura europea es frágil, muy frágil; mucho más endeble de lo que parece. Y, la segunda, que la batalla europeísta es más urgente que nunca, para aupar nuestras economías y salir adelante. No nos imaginamos hasta qué punto dependen nuestro futuro y bienestar de que seamos capaces o no de levantar juntos la bandera de la lucha contra el desempleo juvenil, el colapso de la solidaridad o el respeto a las minorías. Claro que, todo esto, serán hojas de otoño sacudidas por el viento, mientras las encuestas sigan confirmando el hondo desencuentro entre la ciudadanía y la política institucional. Con Europa o sin Europa, ¿no será ésa la madre de todos los corderos?