Carlos Rodríguez Braun

Progreso, utopía y dignidad

La Razón
La RazónLa Razón

Leí hace algunas semanas en la edición andaluza de LA RAZÓN que una lista de Podemos pretendía que Diego Cañamero sustituyese a su amigo Andrés Bódalo como número uno en la lista del partido por Jaén.

Se trata de dos luchadores progresistas, sin duda. Bódalo le dio una manta de palos a un político socialista, y por esa absurda razón un juez reaccionario lo ha enviado a prisión, en vez de organizarle un homenaje, que es lo que hay que hacer con estos héroes del pueblo como Bódalo, que ya tiene otras cuatro condenas por conductas violentas.

Otro tanto vale para el señor Cañamero, cuyo oficio conocido es ocupar fincas, es decir, robar. Sus huestes lo secundan con fervor progresista, y hace un tiempo asaltaron un supermercado de Mercadona, porque hay hambre en el mundo, ya se sabe. Eso sí, no robaron productos de lujo, no los fueran a acusar de hacer algo reprochable. Por cierto, amenazaron e intimidaron a una cajera, y la hicieron llorar. Hicieron llorar a una mujer trabajadora. Ningún grupo de izquierdas dijo nada. Ningún grupo feminista dijo nada. Puro progresismo, como se ve.

Acaban de organizar una marcha hacia Madrid, para exigir que el moderado y tolerante Andrés Bódalo salga de la cárcel. Pues, claro, si no ha hecho nada, ¿por qué va a estar preso? ¿Qué es apalear a un político frente a las otras valerosas luchas «sociales» que ha emprendido este ídolo? Por esas luchas progresistas lo defendió enérgicamente Teresa Rodríguez, la líder de Podemos en Andalucía.

Lo de esta gente es pura «Utopía y Dignidad», como se llama la lista de Cañamero, que ha reivindicado a Bódalo comparándolo con Miguel Hernández y Mandela. Tuvo la osadía de sostener que su Sindicato Andaluz de Trabajadores es igualito a Ghandi, porque están en contra de cualquier tipo de violencia.

La interesante teoría de estos matones es que cuando roban no roban, sólo «protestan». Igual que cuando la ahora portavoz de Podemos en el Ayuntamiento de Madrid se quitó la ropa en una capilla e insultó a los que rezaban, eso fue apenas una «protesta pacífica».

Por lógica, cuando a don Diego Cañamero lo reclaman los jueces, se niega a acudir. ¿Por qué iba a hacerlo, si no ha hecho nada malo? Proclamó: «No voy a ir voluntariamente porque me he declarado insumiso judicial». Así son estos titanes de la izquierda: insumidos, dignos, utópicos, hermosotes progresistas. Y pacíficos, muy pacíficos.

Algunos mal pensados fascistas han sugerido que Cañamero quiere ser elegido sólo para ser aforado y complicarle al juez la tarea, pero eso es mentira, porque él no se fija en esas menudencias burguesas. Eso sí, ha saludado la coalición entre Podemos e IU, porque según él es «un deseo de la sociedad, de la gente humilde». Vamos, de las trabajadoras de Mercadona.