Iñaki Zaragüeta

Un genio y gran persona anda suelto por ahí

La contemplación de un punto con 54 golpes de raqueta, estrellar la bola contra la red después de jugar como el mejor y de devolverlo todo, perder el saque y levantar el ánimo para ganar el set y el partido, provoca la admiración colectiva y sólo está al alcance de un genio, de un deportista que une a una clase maravillosa una fuerza mental de superhombre.

Rafa Nadal no sólo demostró estar y brillar en el Olimpo de los deportistas sino que nos insufló a todos toneladas de ánimo y autoestima después del varapalo de la eliminación de Madrid como sede de los Juegos Olímpicos de 2020. Nos hizo crecer.

El mallorquín merece todo el reconocimiento del que goza mundialmente. Además de sus dotes excepcionales como as de la raqueta, añade cualidades humanas extraordinarias. Eso sin conocerlo. Quien le conoce alaba su comportamiento intachable y espíritu solidario. Vamos, un tenista para la gloria y el yerno que toda madre querría tener. Si no fuera porque ya está comprometido con una novia a su imagen y semejanza, haría lo posible por presentarle a mi hija.

A lo que iba. Felicidades. Eres el mejor y, además, te lo mereces. Sigue dándonos estas alegrías. Las necesitamos. Así es la vida.