Artistas

Una anécdota reveladora

Todos estamos apesadumbrados y cabreados por cuanto está pasando: Gürtel, Palma Arena, Nóos, Brugal, Minutas, Campeón, Mercasevilla, Malaya, Pallerols... ejemplos de una lista interminable que nos harta a todos. La música tampoco se libra y ahí tenemos el caso Palau o algún otro que no tardará en saltar. Quienes me conocen siempre me dicen que tenía que haberme dedicado a la política en vez de a la música. No les falta razón y les explicaré porqué no ha sido así. Allá por 1980, con 30 años y tras una carrera profesional, estuve a punto de dedicar la mitad de mi tiempo a la política, pero antes quise pedir opinión a alguien con quien de vez en cuando jugaba al mus en el Club La Herrería de El Escorial. Les transmití mi inquietud a Carlos Arias Navarro y a su esposa Luz y él me citó en su notaría de Serrano para hablar del tema, a donde había vuelto tras su dimisión como presidente del Gobierno cuatro años antes. Me recibió en su despacho, le pregunté cómo era el mundo de la política y él no pudo ser más explícito. Abrió un cajón, sacó de él un cheque y me lo entregó. «¿Qué ves?», preguntó. «Un cheque en blanco firmado por una gran empresa», respondí. «Pues el que dejaron encima de mi mesa siendo Alcalde de Madrid a cambio de que permitiese edificar la Plaza de Colón, una vez derribada la Casa de la Moneda», afirmó y siguió: «Como ves, en Colón hay unos jardines. Esa fue mi respuesta y guardé el cheque como recuerdo. El 70 por ciento de los políticos habría rellenado la cantidad y cobrado el talón al día siguiente. Un 20 habría hecho lo mismo al cabo de una semana sin dormir y un 10 haría lo que yo. A ese 10 nunca le hará la vida imposible el otro 90, porque le sobran. Ese es el mundo de la política que te vas a encontrar».

Es obvio cuál fue mi decisión ante tan tajante revelación: dediqué esa mitad de mi tiempo a la música, aunque el tiempo me haya demostrado después que en ella tampoco todo está limpio pero, al menos, son más las corruptelas que la corrupción. Pasados treinta años y habiendo conocido todo tipo de gente y experiencias he de confesar que he de estar de acuerdo con el ex presidente. Y creo que incluso se le olvidó añadir que aquel 90% estaría dispuesto, no sólo a amargar al 10 restante, sino a pelearse entre sí cuando hubiese tajada por medio. Pero gracias entonces a su indiscreción nos enteramos de sus corrupciones. ¡Suene el trompeterío!