Convención del PP

Unidad

La Razón
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El fin de semana pasado se celebraron en Madrid los congresos del Partido Popular y de Podemos, en los que hubo muchas cuestiones para analizar y, por supuesto, diferencias, pero una importante coincidencia, la misma palabra protagonista en ambos: unidad.

Hablar es fácil, hacer cuesta mucho más. La mayor diferencia entre el populismo y el PP es que ellos dicen podemos y nosotros hacemos. Como recordó Rajoy, «una cosa es predicar y otra dar trigo». Los irresponsables y los demagogos cuando más alzan la voz y más engañan, sobre todo a los que lo están pasando muy mal, es en las peores crisis, como la que ha sufrido España, de la que todavía no se ha terminado de salir, aunque es indudable que la situación ha mejorado mucho. Predican que no quieren cargos y que no estarán en ningún gobierno presidido por alguien de la «casta», y a la primera oportunidad exigen la vicepresidencia del Gobierno, además de una larga lista de ministerios a cambio de votar como presidente al líder de un viejo partido, como despectivamente lo denominaban.

Después de tanto desprecio de los dirigentes de Podemos al Partido Popular, después de creerse tan superiores a mi partido, ha quedado patente que carecen de algo fundamental que tenemos en el PP, y de lo que estamos muy orgullosos: la unidad, que fue lo más deseado, pedido y coreado en el Palacio de Vistalegre. Esa es la gran diferencia entre el liderazgo de Mariano Rajoy, que une, y las camarillas de Pablo Iglesias –según descripción de un dirigente del partido morado–, que dividen. En un partido unido se discute, y hay acuerdos y desacuerdos, como ha ocurrido en el congreso del PP. Más de cuatro mil enmiendas se presentaron a las ponencias, es decir, que se plantearon más de cuatro mil modificaciones a lo que se había propuesto y después de debatirlas se sometieron a votación.

Unos dicen unidad, y otros hacen buena política de partido para estar unidos, y lo están. Unos dicen hay que incrementar el empleo y otros gestionan eficazmente desde el gobierno para que se cree más empleo, y lo consiguen. Unos dicen hay que subir el salario mínimo y otros llegan a acuerdos con diferentes partidos, y lo suben. Unos predican, y otros dan trigo.

Hay otra unidad, más importante que la de partido, que se intenta romper, junto a otros, desde Podemos, y que se defiende, junto a otros, desde el Partido Popular: la unidad de España, de la que se ha hablado en los congresos de ambos partidos, queriendo para España lo mismo que cada uno tiene en su formación, desunión los podemitas, unidad los populares. Los catalanes tienen derecho a decidir, se repite constantemente, y en el Partido Popular estamos de acuerdo. Por supuesto que sobre el futuro de Cataluña –formando parte fundamental de España o independiente– tienen derecho a decidir los catalanes, pero también los andaluces, los gallegos, los de Cuenca, los de Pozuelo de Alarcón, los de Ponferrada y todos los españoles. Todos, sin ninguna excepción.

Ningún trilero político va a excluir a ningún catalán ni a ningún otro español de cualquier decisión sobre el futuro de Cataluña o de cualquier otra parte de España. Nadie va a excluir al pueblo español, donde reside la soberanía nacional, del derecho a decidir. Nadie va a romper nuestra unidad.