El trípode
Comienza el cónclave: «todos fuera»
Se procura así que la única influencia externa sea la del Espíritu Santo y que se rece para que los cardenales acomoden su voluntad a la Suya
Entre el «gran apagón» y el caos ferroviario sanchista, el foco informativo se desplaza a Roma, donde hoy comienza el cónclave de los 133 cardenales con derecho a voto para elegir al «267.º sucesor de Pedro». Que así son contabilizados los Sumos Pontífices de la Iglesia Católica que la han gobernado después de Pedro, considerado el referente de todos ellos, al ser designado personalmente por Jesucristo: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré Mi Iglesia». Esa cita del evangelio de san Mateo, se considera el fundamento de la autoridad concedida a todos sus sucesores para regir la Iglesia, la institución bimilenaria que ha pasado por todo tipo de persecuciones y contradicciones, pero que sigue viva en su misión esencial de predicar el Evangelio y administrar los sacramentos para ayudar a ganar la salvación a todos los seres humanos que han poblado y pueblan la Tierra desde entonces. Jesucristo también le aseguró a Pedro que «las puertas del infierno no prevalecerían contra ella»; es decir, que Satanás y sus seguidores podrán dañarla, pero que no podrán destruirla. Lo que significa que Jesucristo no dijo «que no sería atacada», ya que la Iglesia es el objetivo prioritario a destruir para el Maligno, al considerarla como su principal enemigo en este mundo. El Diablo, que es tan astuto como malo –o sea que es astutisimo– conocedor de esa garantía de Cristo y sabedor por experiencia propia que contra Dios frontalmente no tiene opción ninguna de ganar, considera que su estrategia más eficaz es penetrar en su interior cual caballo de Troya, para así destruir la fe católica y su doctrina. Y sobre todo, tras conocer que en más de dos mil años de Historia la Iglesia ha experimentado todo tipo de pruebas y de ellas ha salido incluso reforzada, pues como decía Tertuliano: «la sangre de los mártires es semilla de cristianos», al comprobar que así sucedía con las persecuciones de Nerón. El derecho canónico tiene establecidas normas muy estrictas para garantizar el proceso de elección de un nuevo sucesor de Pedro sin influencias externas que puedan afectar a la libre decisión de los cardenales electores, y para ello la residencia Santa Marta donde residen y la Capilla Sixtina donde se reúnen en Cónclave, están impermeabilizadas ante ellas tras el «extra omnes» (todos fuera). Se procura así que la única influencia externa sea la del Espíritu Santo y que se rece para que los cardenales acomoden su voluntad a la Suya. Entretanto, el foco estará puesto en la chimenea vaticana por donde surge la fumata que comunica al mundo el resultado de las votaciones. Y a la espera de la fumata blanca.