Sin Perdón
Un presidente desbordado por los problemas
«Los jueces que le gusta son leguleyos como Conde-Pumpido y sus mariachis capaces de atropellar la Constitución»
No voy a justificar el enclaustramiento de Sánchez en La Mareta, aunque es evidente que los problemas, muchos irresolubles, hacen que sea un presidente desbordado y se sienta muy cómodo encerrado en su búnker principesco. Nada que ver con el político que alcanzó poder con una moción de censura en la que aseguraba que llegaba con una agenda reformista y abanderando la lucha contra la corrupción, aunque sabía muy bien que ni Rajoy ni su gobierno lo eran. La persona feliz y alegre ha dado paso a un presidente agobiado, tenso, distante y con imagen de cabreado. A esto hay que añadir que su discurso feminista, con gestos como nombrar a un gran número de mujeres para puestos de responsabilidad, ha quedado destrozado por el club de los puteros y la información sobre los negocios de la familia de su mujer. Es cierto que hubo siempre una sobreactuación, como no incluir a ningún hombre como vicepresidente, pero en su día mantuve que era positivo y no he cambiado de idea. Al igual que sucede con el otro género, hay ministras que no han estado a la altura de la responsabilidad que asumían.
Al margen de los aspectos negativos de su gestión, con una deuda pública impresionante que explica la situación real de la economía española, su mayor problema son los escándalos de corrupción y los procedimientos judiciales que afectan a su familia, su Gobierno y su partido. No cuenta, además, con una mayoría parlamentaria y los independentistas ven a España como una vaca a ordeñar hasta dejarla exhausta. Lo inquietante es que su interlocutor esté dispuesto a lo que sea con tal de seguir en La Moncloa. Este lunes se conocía la imputación de Begoña Gómez por malversación. Por supuesto, cualquier persona incursa en un procedimiento tiene derecho a la presunción de inocencia, pero afronta la acusación de un nuevo delito con penas más altas. La izquierda política y mediática criticará al juez, lo descalificará por ser del cuarto turno y lo incluirá, como viene haciendo, en la fachosfera. Los jueces que le gustan son leguleyos como Conde-Pumpido y sus mariachis, capaces de atropellar la Constitución para servir a Sánchez. Hay que insistir en que ningún inocente tiene que preocuparse, ya que el sistema es muy garantista.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)