Sin Perdón

Conde-Pumpido el Legislador

«Es incomprensible que un Tribunal Constitucional y su presidente se encarguen de crear un nuevo Derecho»

Hay grandes figuras históricas que recordamos con un sobrenombre. Es cierto que es una costumbre que ha caído en desuso, quizá porque no abundan esos perfiles. Ni siquiera la concesión de grandes premios, como pueda ser el Nobel, permite una analogía similar. En el terreno de la Historia del Derecho, todavía recordamos códigos o leyes que tienen el nombre de su autor. La razón no era sólo política, sino principalmente por la calidad y el prestigio de su autor, así como por el resultado de su obra. El servicio público era la actividad más valorada y los miembros del consejo de ministros tenían un nivel extraordinario. Ahora resulta difícil recordar a los titulares de las carteras y asociarlos con una actuación o una norma que tenga vocación de continuidad. Es triste, pero cuando recordamos al impulsor de una ley es precisamente por lo contrario como se ha visto en las últimas semanas. Es fácil recordar a los grandes legisladores, pero es incomprensible que un Tribunal Constitucional y su presidente se encarguen de crear nuevo Derecho. No recuerdo ningún caso en los países de nuestro entorno.

Conde-Pumpido se está aficionando a actuar como un legislador y el TC emerge como un nuevo poder del Estado. Es ciertamente insólito. Ahora resulta que el aborto es un nuevo derecho constitucional. He conocido a todos los «padres de la Constitución» y mi director de tesis fue Iñigo Cavero, diputado constituyente y ministro de Justicia, entre otras carteras. No solo eso, sino que fue presidente del Consejo de Estado. Su muerte impidió que fuera elegido magistrado del TC donde, previsiblemente, hubiera sido presidente. Aquellos grandes juristas que participaron en la elaboración de la Constitución y que tuvieron un papel protagonista, la lista es muy larga, no hubieran considerado que era un derecho constitucional. Ahora es posible gracias a la voluntad de una persona, sin lugar a duda un gran jurista, pero con un excesivo afecto por el uso alternativo del Derecho, que está imponiendo un ritmo y un papel al TC que se aleja de su función constitucional. Estamos ante una mutación cada vez más inquietante.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)