España

Cuerda para Sánchez

Nuestro atrevido timonel urde ya su nueva intrepidez

Pedro Sánchez es un hombre osado. A lo largo de su carrera ha demostrado que esa osadía está en la base de su éxito. Convocar las elecciones el 23 de julio fue un atrevimiento en la raya de lo admisible, pues no debería estar permitido votar cuando buena parte del país está de vacaciones y hay que forzar al máximo el sufragio por correo. Pero él lo hizo, poniéndose la venda antes de la herida, advirtiendo de que le iban a acusar algunos de pucherazo, intentándole meter en la cárcel. Lo dijo él, no Feijóo ni Abascal ni ninguno de nosotros. ¿Por qué lo dijo?. Sólo Sánchez lo sabe. En aquellos días lo que pensamos la mayoría es que se trataba de una osadía más de alguien que está acostumbrado a llevar la audacia al límite de lo prudente. Lo hace, lo repite y le sigue saliendo bien. Algo que algún día puede cambiar. De momento, nuestro atrevido timonel está ya urdiendo su nueva intrepidez. Que va a consistir primero, según fuentes de las que hay fiarse, en pedirle a Feijóo que permita su investidura para evitar que pueda caer en manos del independentismo. Osado no, lo siguiente. El planteamiento es bien fácil: dado que Feijóo no va a poder salir elegido ante el rechazo del PNV, haría un gran servicio a España facilitando la abstención del PP para ser investido y después gobernar mediante un pacto de legislatura con los populares. Es decir, ganador facilitando la investidura del perdedor.

Sánchez sabe que Feijoo no va a aceptar, de ninguna de las maneras, pero ante su rechazo le responsabilizará por no impedir su posterior acuerdo con bildutarras, separatas y puigdemones. Parece el mundo al revés, pero no lo es. Es el mundo de Sánchez, que no va a dejar perder la oportunidad que le brinda un resultado electoral tan imprevisto como maquiavélico. Se ha propuesto seguir en la Moncloa, y seguirá. Ahora bien, dicen los observadores más cualificados que a nuestro presidente hay que darle cuerda, toda la que pida, para que el sólo se enrede en la madeja. Bildu y ERC ya no se conforman con cualquier cosa, quieren mucho más que acercamiento de presos, indultos, derogar la sedición y rebajar la malversación. Quieren el referéndum. Igual que lo quiere el PNV, porque no va a ser menos que Bildu. Y por supuesto Puigdemont. A los primeros los podrá marear con promesas y palabrería, pero el prófugo no se va a conformar con cantos de jilguero, de manera que pedirá con garantías la amnistía y el referéndum de autodeterminación. La amnistía para él y sus compinches, de manera que todos puedan volver a España sin pasar por la cárcel. O estando en prisión unas cuantas horas, sin más. Lo del referéndum es condición sine qua non, vestido de una manera o de otra, pero con carácter de referéndum de autodeterminación. O abriendo el camino a eso mismo.

Dado el arrojo de Sánchez, no le faltará valor para echar un nuevo órdago a lo grande. Un más difícil todavía pensando en que no hay referéndum que no se pueda ganar. Algo que es verdad. Salvo cuando se pierde, como le pasó a Cameron con el Brexit o a Santos con las FARC. Puede que entonces sea demasiado tarde y estemos ante el final de la escapada. Sólo que puede ser que ya no haya vuelta atrás para España.

No debe cundir el desánimo en el centro derecha. Sánchez pide cuerda y la tendrá. El enredo es cosa suya. Sólo han de tener paciencia y esperar. Igual el PNV no se deja liar, habida cuenta de su próxima cita electoral autonómica. Igual si el PSOE se alía con Bildu en Euskadi, el PNV facilita en Madrid la moción de censura. Ahora los números sí que dan. Y ya sabemos qué ocurre cuando se mata a hierro.