La situación

La decisión de Pedro Sánchez

«Si utilizamos el lenguaje juvenil de nuestro tiempo, es difícil saber si Pedro Sánchez se ha hecho un António Costa o un Pablo Iglesias»

Fue Pedro Sánchez el primero en exponer en público a su esposa en 2015, cuando organizó un acto electoral, en honor a su propia figura política, en el circo Price de Madrid. Aquel día, los medios reseñaron dos detalles específicos de ese evento: que Sánchez se hiciera presente en el escenario delante de una enorme pantalla en la que se emitía una imagen de la bandera nacional, y que con él compareciera su esposa. Solo ellos dos.

Sánchez siempre mostró gusto por las tradiciones políticas de Estados Unidos y, al menos durante un tiempo, colgó en una pared de su despacho en la sede socialista una fotografía de Kennedy. Esa querencia por las costumbres americanas en la vida pública le ha hecho adquirir el hábito de referirse a gobiernos con el término de «administración» y a que su esposa tenga determinado modelo de presencia pública. Tanta, que fue noticia la ausencia de Begoña Gómez en algún viaje oficial del presidente.

Si las cosas son como las anunció Sánchez vía epistolar la semana pasada, hoy conoceremos su decisión. En estos días, hemos asistido a un episodio político en el que se ha buscado deliberadamente promover el culto a la personalidad del líder, en forma de múltiples declaraciones de vasallaje y de mensajes en las redes sociales. De repente, España se ha sumergido en una representación en el mundo real de aquella gloriosa escena de la película «Amanece que no es poco», cuando un vecino, arrobado por la figura imprescindible del principal edil de su pueblo, le espeta: «Alcalde, todos somos contingentes, pero tú eres necesario».

Si utilizamos el lenguaje juvenil de nuestro tiempo, es difícil saber si Pedro Sánchez se ha hecho un António Costa o un Pablo Iglesias. Costa se precipitó a dimitir como primer ministro portugués por un asunto judicial que quedó en nada, porque nada había. Pero ahora está fuera del gobierno. Iglesias buscó el refrendo plebiscitario de su hinchada, convocando a los «inscritos e inscritas» de Podemos a votar a favor de que se comprara un chalet en la sierra. Y siguió en el cargo, aunque por poco tiempo. Sánchez decidirá.