El canto del cuco

El día de la infamia

Con la aprobación parlamentaria de la amnistía a los insurrectos catalanes, el jueves 14 de Marzo de 2024 figurará en los libros de Historia como el «Día de la Infamia»

«¿De cuántas infamias se compone un éxito?», se pregunta Balzac. Puede que se lo haya preguntado también Pedro Sánchez a solas, sin corbata, en la intimidad familiar, en un rapto de lucidez y sinceridad, a la vuelta del Congreso de los Diputados, mientras despunta la primavera en los jardines de La Moncloa. ¡Cuántas infamias hasta conseguir la aprobación de la amnistía, ese infame compromiso con el fugado de la Justicia! ¡Cuántas infamias, Begoña! Pero así es la política y así es la vida. Si hay que cambiar de opinión, se cambia. Si hay que engañar a los electores –¡angelitos!– pues se les engaña. ¡Qué ejemplar sometimiento de los diputados socialistas, aplaudiendo al final puestos en pie, sin comprender que con esta votación el partido de la rosa se cubría de infamia para siempre! Hasta Ábalos, desterrado al grupo mixto y con oscuro porvenir, cumplía cabizbajo su penúltimo servicio. ¡Ah, todo con la ayuda impagable del tenebroso Zapatero, entre sospechosas idas y venidas a Venezuela! Pero este «histórico éxito» de Sánchez habría sido impensable sin la infame colaboración de los medios de comunicación del régimen sanchista, que un día fueron dignos y respetados.

Pedro Sánchez estaba decidido a seguir en La Moncloa, cortando el paso a la derecha, aunque hubiera que pactar con el diablo. Si tenía que comprar siete votos con una ley de impunidad, pues se compraban. Si había que convertir en constitucional lo que era inconstitucional, se hacía con el pretexto falaz de la pacificación. Antes se aseguraba la infame jugada con la presencia de peones sumisos en el Tribunal Constitucional. Lo que hiciera falta. Todo atado y bien atado. Como tahúr intrépido y capitán autoritario de la banda, Sánchez se expresó con claridad desde el principio: «¡Lo conseguiré!». Ese fue su grito de guerra. Y, de momento, se ha salido con la suya. La aprobación de esta infame ley ha sido un gran éxito aparente, aunque, como advierte también Balzac, «¡lo conseguiré!» es una «expresión fatalista que pierde a más hombres que salva». Veremos.

Con la aprobación parlamentaria de la amnistía a los insurrectos catalanes, el jueves 14 de Marzo de 2024 figurará en los libros de Historia como el «Día de la Infamia». No sé si el servicial Bolaños, avergonzado de sus entusiastas declaraciones sobre la Comisión de Venecia y cumplido ya con éxito el infame encargo, se atreverá a decirle a Pedro Sánchez a la cara mientras contemplan juntos, pensando en Cataluña, la llegada de la primavera a los jardines de La Moncloa: «¡Cuántas infamias, presidente, se compran con un éxito!»