
Canela fina
Dos pasos adelante, un paso atrás
«En los últimos cinco meses los telediarios de todo el mundo han abierto sus noticiarios con la imagen y las amenazas de Trump»
Mao Tsé-tung fue el gran revolucionario del siglo XX, por encima de Fidel Castro, de Stalin, de Lenin, del Che Guevara… Rafael Alberti le consideraba además uno de los tres grandes poetas chinos de la pasada centuria, junto a Kuo Mo-jo y Ai Ching. Gobernó con mano de acero, dejó entre la guerra civil y la posguerra por encima tal vez de los 40 millones de muertos y fue un tirano implacable.
Se negó Mao a establecer en China las diez divisiones acorazadas que le exigía Kruschev y afirmó: «En la mesa de la negociación internacional sólo se sientan las naciones que disponen de la bomba atómica». Así que atrajo a un alto número de científicos chinos que trabajaban en Occidente en instalaciones nucleares. Y en un tiempo récord dispuso del arma atómica que instaló en submarinos para poder acercarse a las costas estadounidenses.
Hábil político, y sagaz, estableció su acción diplomática sobre este principio: «Dos pasos adelante, un paso atrás». Donald Trump se ha instalado en esa fórmula maoísta. Sin improvisaciones, sin ocurrencias, con un equipo de expertos colaboradores que han medido hasta el último gesto, el presidente de Estados Unidos está llevando a cabo una agresiva política internacional que ha hecho temblar al mundo entero. Anuncia medidas exageradas, asusta a todos y luego retrocede –dos pasos adelante, un paso atrás– para hacer más fáciles y productivas las negociaciones. Por supuesto que en ocasiones se equivoca, pero habrá que convenir el éxito de numerosas de sus iniciativas diplomáticas y comerciales.
Y lo que es más importante: Joe Biden desdibujó la potencia de Estados Unidos, redujo su poderosa significación y convirtió a la gran nación americana en un país, si no irrelevante, sí por debajo de la realidad militar y económica que, desde 1946, le había otorgado el bastón imperial del mundo. Donald Trump ha devuelto a su nación la dimensión que había perdido y en los últimos cinco meses los telediarios de todo el mundo, desde Pekín hasta Londres, desde Delhi hasta Buenos Aires, han abierto con la imagen, a veces demasiado intemperante, de Donald Trump. Se podrán cargar las tintas críticas contra él, pero la objetividad exige reconocer que Estados Unidos ha vuelto a ser la potencia que militar y económicamente vertebra la situación internacional.Luis María Anson, de la Real Academia Española.
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