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San Bernardino

España avanza medidas pioneras contra el yihadismo global

La Razón
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Las autoridades norteamericanas han hallado serios indicios de que la matanza ocurrida en un centro para discapacitados de San Bernardino, en California, tiene un móvil terrorista y se enmarca en la campaña global de terror que impulsa el denominado Estado Islámico. De confirmarse esta hipótesis estaríamos, una vez más, ante un caso de radicalización yihadista, de la misma etiología de los que vienen produciéndose en la Unión Europea entre jóvenes musulmanes procedentes de la inmigración y a los que, en la mayoría de los casos, podía considerarse satisfactoriamente integrados en las sociedades de acogida. Ésa era, al menos, la percepción que tenían los familiares, vecinos y compañeros de trabajo de Syed Farook, nacido en Estados Unidos, de padres paquistaníes. Según fuentes policiales, unos contactos por internet y dos viajes a Oriente Próximo, de los que volvió casado con Tasfeen Malik – la cual había declarado su obediencia a Estado Islámico semanas antes de perpetrar la matanza–, bastaron para que Farook se uniera a la causa de su esposa. Lo sucedido es una demostración más de que la batalla contra el yihadismo de Estado Islámico no puede limitarse a los campos convencionales de la lucha contra la delincuencia, sino también en el ámbito de la ideología como, por otra parte, hicieron las democracias occidentales contra los terrorismos de raíces marxistas o fascistas. Con un desafío añadido: que el espacio en el que hay que intervenir ya no es solamente físico, sino que abarca todo el intrincado laberinto de las redes sociales. En este sentido, no pueden ser más oportunas medidas como las que presentó el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a sus colegas de la UE para contrarrestar la propaganda de EI en internet –mediante la que han conseguido reclutar para la yihad a más de 20.000 voluntarios en Europa y Estados Unidos– y para facilitar la colaboración ciudadana a través de teléfonos y cuentas electrónicas que garantizan el anonimato y que serán atendidas por especialistas en información sensible, tanto en español como en árabe. Forma parte del gran plan contra la radicalización que ha puesto en marcha el Ministerio del Interior y que empieza a dar excelentes resultados, sobre todo en lo que se refiere a la captación de futuros combatientes islamistas en los centros penitenciarios. Por ello, frente a quienes alertan, sin duda desde la buena fe, de que algunos instrumentos legales que facilitan la recogida de información personal o restringen la libre circulación de personas y mercancías pueden atentar contra las libertades individuales y el derecho a la privacidad, es preciso insistir en la excepcionalidad de la situación y, al mismo tiempo, en la confianza que debe inspirar a los ciudadanos el hecho de que las actuaciones policiales son reponsabilidad de instituciones perfectamente democráticas y sometidas en última instancia al imperio de la Ley. Esa desconfianza, expresada por el Parlamento Europeo, ha retrasado algunas medidas de protección que eran, a todas luces, imprescindibles para salvaguardar uno de los principales frutos de la Unión Europea, como es la eliminación de las fronteras interiores. Ayer, por fin, Bruselas acordó poner en marcha el fichero de pasajeros aéreos que viajen desde fuera del territorio comunitario. Se trata de un instrumento fundamental para proteger las fronteras exteriores porque sin un buen control de esas fronteras no será posible mantener la libertad de circulación interna.