Andalucía

Madrid bajo el «efecto andaluz»

El significado de Madrid en el tablero político nacional es evidente, no sólo por ser la capital de España, o de la que puedan extraerse más aprovechables conclusiones demoscópicas, sino porque es la que aporta datos más fiables sobre las posibles alianzas que puedan trasladarse al ámbito nacional. Es, además, una comunidad que por su densidad política es siempre un buen laboratorio. Cara a los comicios autonómicos del próximo 26 de mayo se ha puesto en marcha una de las operaciones políticas que más pueden alterar el bloque de izquierdas con efectos todavía desconocidos. Se trata, cómo no, de la alianza de Ínigo Errejón con Manuela Carmena al margen de Podemos y de la propia disciplina del partido que fundó. Cree su instigador que de esta manera puede romper el corsé que constriñe a la extrema izquierda, abrirse a sectores más amplios de la sociedad –la «izquierda amable» que critica Iglesias–, limpiar su chavismo de marca y ganar así la presidencia de la Comunidad de Madrid. El temor de Errejón se basa en que pueda repetirse la fórmula aplicada en Andalucía que ha permitido que el PSOE deje la Junta después de 36 años ininterrumpidos de ejercer el poder y a la marca andaluza de Podemos en una fuerza parlamentariamente irrelevante. Por otra parte, la experiencia andaluza abre la posibilidad de reeditar el mismo pacto que llevó al PP a la presidencia con los apoyos del Cs y Vox, lo que abriría expectativas que hasta ahora no se habían ensayado en otros territorios. Según una encuesta de NC Report, este bloque conseguiría la mayoría absoluta en la Asamblea madrileña con 73 escaños de un total de 129. Aunque el PP seguiría siendo la fuerza más votada con 31 diputados, perdería 17 respecto a los obtenidos en mayo de 2015. La fuerte irrupción de Vox con 15 escaños y el 10,4% de los votos sería a costa de los populares, pero si a este hecho le añadimos que Cs sube 6,7 puntos, lo que supone 10 diputados más hasta llegar a los 27, solo puede extraerse que, aunque el fraccionamiento en tres partidos del voto del centroderecha favorece a esta opción, su subida es a costa de los populares. Al partido de Pablo Casado sólo le cabe la opción de mejorar sus resultados para ser la fuerza de referencia y no sólo un partido más dentro de una fórmula de coalición cuyos resultados efectivos desconocemos. La implicación directa de Casado y el ejemplo de Andalucía, más el trabajo de la candidata Isabel Díaz Ayuso y la defensa del programa desarrollado en Madrid en estos años corregirá a su favor los resultados del sondeo. Ese debería ser el objetivo. Por contra, el PSOE caería cinco puntos porcentuales y perdería siete escaños hasta situarse en los 30. La moderación de Ángel Gabilondo no le estaría sirviendo de mucho en la actual coyuntura, ni ensayar un posible acuerdo con Cs, dado que ambos no suman lo necesario y toda vez que el partido de Albert Rivera e Ignacio Aguado han sabido rentabilizar su apoyo al PP en la Comunidad. La incógnita que marcará el futuro escenario político en Madrid tendrá que despejarse en el campo de Podemos. Si la candidatura de Errejón se presentara por separado de la de Iglesias obtendría 19 escaños y si Podemos concurriera también por su cuenta estos caerían hasta los 10, 27 menos que la actual representación. En definitiva, entre ambas opciones sumarían dos más, lo que no puede interpretarse como una victoria rotunda de Errejón, dado el desgarro que puede provocar en su antigua formación, evidenciando la división de sus seguidores, lo que nunca es una buena señal. Todo indica que al candidato de Más Madrid le interesa menos conseguir la presidencia de la Comunidad, un cargo que en el fondo le debe parecer menor para sus ambiciones, que derrotar a su antiguo camarada Pablo Iglesias.