Sin Perdón

La ejecución de Espadas y Tudanca

«A estas alturas es evidente que no quiere primarias, sino un partido a la búlgara»

El mercado laboral está difícil y los estómagos agradecidos del PSOE no quieren hacer cola en las oficinas del paro. Es bueno recordar lo que tardaron otros dirigentes, que perdieron el favor de Sánchez, en encontrar un acomodo profesional. Es cierto que algunos fueron recogidos, pero ya no era una relación entre iguales sino que eran subordinados suyos. Esto explica que Espadas y Tudanca hayan renunciado a la reelección como secretarios generales, respectivamente, de Andalucía y Castilla y León. La alternativa era sufrir la consiguiente venganza del secretario general. El aparato del partido es una maquinaria implacable. Los dos barones caídos llevan mucho tiempo en política, son inexpertos profesionalmente y el ejercicio libre de la abogacía no es un camino fácil. Como se han apartado para que Sánchez imponga sus candidatos les puede dar una embajada o cualquier sinecura que les endulce el mal trago de su ejecución. Eso de adquirir la condición de embajador de por vida sin la incomodidad de una dura oposición y cobrar un buen sueldo es una jubilación dorada.

El mensaje es que la resistencia es inútil, porque los disidentes son exterminados. Le falta controlar Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura. Por supuesto, la izquierda mediática seguirá con su ciega adhesión al líder y su apoyo a la ejemplar democracia interna del PSOE. No es más que la habitual desinformación a la que nos tienen acostumbrados. A estas alturas es evidente que no quiere primarias, sino un partido a la búlgara. La estrategia se centra en dos ejes. El primero es tener controlado al PSOE para que nadie pueda cuestionar su liderazgo o inquietarse ante las consecuencias de los escándalos. Hay que tener en cuenta que no dejará la Secretaría General, aunque pierda la Presidencia del Gobierno. Se equivocan los que aspiran a la sucesión. No seguirá el camino de González, Almunia, Rubalcaba o Zapatero. El otro me parece más excéntrico, porque los nuevos y futuros barones territoriales caminan con paso firme a la derrota. La marca Sánchez es letal para cualquiera que pretenda competir contra los presidentes autonómicos del PP. Ni siquiera funciona eso de utilizar los ministerios u otros cargos como plataformas electorales. Me divertirá ver como Ayuso y Moreno, por citar algunos ejemplos, humillan a López y Montero en las urnas.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)