Mar en calma

Empatía

Es fundamental la aceptación de lo distinto y trabajar en equipo

Es responsabilidad de todos contribuir a crear una sociedad más justa y empática, donde la felicidad, la autonomía, la dignidad y el sentido que aporta sentirnos parte de una comunidad y realizados a través de un trabajo, esté al alcance de todos. La Fundación Prodis cumple 25 años luchando por la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad intelectual.

Todo comenzó en el 2000 a raíz de la inquietud de un grupo de padres y profesionales, del Colegio María Corredentora, liderados por Soledad Herreros de Tejada, sobre el futuro de sus hijos con discapacidad intelectual, una vez terminaran la etapa escolar.

Desde entonces y hasta hoy, Soledad Herreros de Tejada es la presidenta de la Fundación Prodis que durante todo este tiempo se ha centrado en la creación de proyectos de vida para estas personas que no son ordinarias, sino extraordinarias. Prodis fue pionera al crear el primer título propio en la Universidad Autónoma de Madrid para ellos y no ha dejado de innovar poniendo en marcha hasta 26 programas y servicios de los que se benefician hoy más de 500 personas con discapacidad intelectual y sus familias. Están trabajando en la construcción de un complejo residencial donde los usuarios de Prodis puedan vivir con la supervisión de los profesionales de la Fundación.

La diversidad existe incluso en nuestras propias células. La integración de esas diferencias se hace imprescindible: se necesitan; se complementan. Nuestro ADN se basa en integrar y encontrar la esencia y la armonía de nuestro ser. Lo mismo ocurre con las sociedades.

Es fundamental la aceptación de lo distinto y trabajar en equipo.

Fundaciones como Prodis fomentan esa mirada apreciativa de la que tanto habla mi amigo Alex Rovira: les tratan, no como lo que son, sino como lo que están llamados a ser. No es caridad, sino apostar por el valor humano.

En el año chino de la serpiente, que fomenta la reflexión y el autoconocimiento, pedimos mayor comprensión y empatía.