Y volvieron cantando
Esa inquietante regeneración
La judicatura sigue siendo la gran china en el zapato y habrá intentos por doblegar a las togas
Tal vez por lo que pueda pasar anda especialmente impaciente el bloque Frankenstein que sostiene al gobierno por avanzar en su particular hoja de ruta, que más allá de recuperar una confianza perdida entre los electores como se demostrará en algún caso el próximo domingo, mantiene la proa en poner lo más patas arriba posible y si es preciso demoler el sistema constitucional que se dieron los españoles a partir del año 78. Unas minorías que no se han visto en otra en más de cuarenta años de democracia y que no van a dudar en ejercer toda su capacidad de presión sobre el jefe del Gobierno, en un momento en el que este supura por la herida de lo instruido y publicado acerca de las actividades de su esposa, para exigirle que, una vez solventado el marasmo electoral que culminaría con los comicios europeos, ponga en marcha la inquietante agenda que el propio Sánchez calificó en su última comparecencia parlamentaria de «regeneración democrática», ya saben, mejorar nuestros estándares de libertades amordazando a todo nacido de madre que se posicione de manera crítica frente al actual gobierno.
Tras las elecciones europeas, cuando los vídeos de las hienas y los dóberman regresen a la chistera hasta la siguiente ocasión, tal vez convenga tentarse la ropa a tenor de lo que pudiera haberse comprometido con Sumar, Bildu, ERC o el BNG, tras una meditada digestión de cinco días de retiro en la que no decidía si se quedaba o se marchaba, sino la estrategia a partir de ese momento. La judicatura sigue siendo la gran china en el zapato y habrá intentos por doblegar a las togas a pesar de la recomendación del PNV por no enfangarse en ese charco, pero es el apartado de los medios de comunicación y la libertad de prensa el que, por primera vez en décadas de democracia siente tras la oreja la mosca del intervencionismo y el control de algún «gran hermano» justificado en mejorables y poco meditadas normativas europeas, como la aprobada en un día para olvidar por el parlamento continental, que exige a los medios información sobre sus propietarios y sus vías publicitarias de financiación. Inquietante como poco la medida y muy acorde con «progresistas» sugerencias como la del independentista Rufián proponiendo ahogar financieramente a base de multas a medios «difamadores». Cuando algunos hablan de regeneración es que va a subir el pan.
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