El canto del cuco

Esperando a Ramón Tamames

Hacía tiempo que una sesión parlamentaria no despertaba tanto interés. La estrella, esta vez, no será Pedro Sánchez. Tampoco , por supuesto, Santiago Abascal, promotor de la idea

La censura pública a Pedro Sánchez está en marcha. El encargado de cantar las cuarenta al actual presidente es Ramón Tamames, que se las sabe todas y que viene de muy lejos. El tiempo no cuenta en este caso. Va del antifranquismo al antisanchismo. Parece chocante, pero es coherente. Se trata, en los dos casos, de ayudar a enderezar el destino de España. Cuando ha hecho falta, Tamames ha estado ahí. No suele equivocarse. Ya participó, con el «sindicato del crimen» en la caída del felipismo en los tiempos oscuros de los Gal y de Filesa. Si acaso sorprende que suba a la tribuna del Congreso de la mano de Vox. Pero, conociéndolo, Ramón Tamames va por libre y desprecia el juicio de los mequetrefes y las caricaturas políticas. Lo que pretende es aprovechar la ocasión que se le presenta para dictar la lección magistral de su vida en un acto solemne, cargado de patriotismo. Puede que trate también, cuando uno, al filo de los 90, está de vuelta de casi todo, de reinvidicar su exhuberante y desaprovechada trayectoria personal. Los distintos Gobiernos no han querido o no han sabido aprovechar sus extraordinarios conocimientos económicos, su lucidez y su poliédrica capacidad de ideas.

Hay expectación. Hacía tiempo que una sesión parlamentaria no despertaba tanto interés. La estrella, esta vez, no será Pedro Sánchez. Tampoco , por supuesto, Santiago Abascal, promotor de la idea. Feijóo será un convidado de piedra, aunque no es seguro que eso le perjudique, sino todo lo contrario. La estrella indiscutible va a ser Ramón Tamames. De su documentada exposición sobre la situación en España tomarán nota, sobre todo, los embajadores y hombres de negocios. Lo que se diga se tendrá en cuenta en Bruselas y en Washington. Los que reducen esta moción de censura a una pantomima, o un show parlamentario más, seguramente se equivocan. Lo mismo que los que adelantan que va a favorecer a Sánchez y perjudicar al PP en vísperas electorales. Veremos. Nadie puede asegurar que un exceso de exposición pública de Pedro Sánchez mejore su imagen, ni la de su Gobierno. El contraste con el análisis riguroso y creíble de Tamames, al que haría mal Sánchez en descalificar como acostumbra, puede hacerle mella, aunque gane, como está previsto, la votación final. Eso sólo demostrará que sigue en pie el «Gobierno Frankenstein», como su única salida, su refugio.

El resultado está cantado. El éxito de Ramón Tamames consiste en poner a Sánchez frente al espejo. De paso, ha conseguido ya levantar la moral de los mayores de 80 años, que no es poco.