
Y volvieron cantando
Justicia y «debate social»
Sánchez sabe mejor que nadie que es el poder judicial el único bastión que, junto a una prensa libre e independiente queda en pie frente a la toma de la mayor parte de instituciones del Estado
La secuencia de estrategia no ofrece dudas. Primero se lanza el órdago acusador contra los jueces, después llega la apertura del año judicial que vivimos ayer viernes presidida por el Rey y absolutamente condicionada ya por ese calculado órdago, después –y lo veremos a partir de hoy sábado– se alimenta el falso mantra de que en la calle, ya saben, en el metro y la cola del pan «hay debate» sobre la existencia de jueces que no hacen su trabajo por estar entregados a contubernios políticos contra el presidente del Gobierno y su entorno, una burda manera de inventarse como en otras cuestiones demoscopias inexistentes de esas de «la gente opina». Al final llegaría una siguiente fase que es la demolición del actual sistema judicial dando pie con el apoyo del independentismo y la extrema izquierda a la reforma que pretende el ministro Bolaños, ahora paralizada pero no guardada en un cajón. Que el presidente del Gobierno y después el coro de ministros encargados de propagar obedientemente los argumentarios de Moncloa sabían lo que hacían sin dar pie a la más mínima improvisación cuando, primero desde la plataforma de la televisión publica de todos y después en la propia prensa internacional se arremetía contra el poder judicial en España señalando a jueces y hasta vaticinando futuras sentencias, no solo ha dejado de sorprender, sino que viene a resultar costumbre y maña vieja en el actual ejecutivo, decididamente entregado a la supervivencia a costa de poner en cuestión los valores constitucionales y los cimientos del Estado de derecho en línea con las exigencias del separatismo.
Sánchez sabe mejor que nadie que es el poder judicial el único bastión que, junto a una prensa libre e independiente queda en pie frente a la toma de la mayor parte de instituciones del Estado. Los jueces llevan tiempo convertidos en el enemigo número uno del sanchismo y por lo tanto lo que toca (lo veremos en fines de semana mitineros de este otoño y en múltiples comparecencias) es echar a esa parte de la opinión pública siempre condescendiente con las barrabasadas de este Gobierno encima de los jueces, sobre todo después de haber comprobado que encuestas serias –de las de verdad– vienen sentenciando que los ciudadanos no tragan con la milonga de los magistrados fachas y las togas franquistas. Para revertirlas, la propaganda monclovita ya está engrasada contra los jueces. Peligroso.
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