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Tribuna

La espía que surgió de Cantabria

Quiero imaginar la tormenta de ideas con que se preparó en Moncloa la visita de Leire a la sede de Ferraz

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Ya lo adelantaba un curtido José Antonio Vera en estas páginas: «Que no se engañe nadie, no van a ir por Leire» ¿cómo van a ir a por esta presunta periodista sabiendo lo que sabe, el nombre de los que mandan, la identidad de quienes pagan, amén de grabaciones, audios que acumula, que está dispuesta a compartir en caso de necesidad?».

Imagino la reacción de otro más que experimentado periodista como es Pedro J. Ramírez al comprobar que el abogado de Leire, Jacobo Teixeira, es el mismo que había defendido a la voluptuosa y extorsionadora Exuperancia Rapú, comprada por cincuenta millones de pesetas por el secretario de Estado Rafael Vera, para que el entonces director de «El Mundo» no informase con tanta precisión sobre las actividades del GAL. Los llamados «Grupos Antiterroristas de Liberación» estuvieron activos en la lucha contra ETA, especialmente en territorio francés, entre 1983 y 1987. Debo reconocer que inicialmente asumía sus operativos, como mal necesario. Me dolía que nuestra vecina Francia sirviese de seguro santuario a unos asesinos y extorsionadores, que a punto estuvieron de romper la convivencia que nos dimos los españoles tras la promulgación de la Constitución en 1978. Pienso que una Francia cobarde, temía el contagio del problema a sus provincias vascas. Se equivocó, y supo rectificar a tiempo. Tengo claro que el 23- F tuvo mucho que ver con el problema vasco que día a día, asesinaba a servidores públicos. Pero aquella inicial bienvenida se vio pronto empañada por errores tan graves como el secuestro de Segundo Marey y los asesinatos de ciudadanos franceses sin adscripción política conocida, todo aderezado con una descontrolada utilización de fondos reservados. Se vieron envueltos en el tema policías como José Amedo y Michel Domínguez y sobre todo los altos cargos del Ministerio del Interior. Se sumó a todo, la financiación ilegal del partido del Gobierno a través de Filesa, Malesa y Time-Sport, rompiendo completamente la baraja el propio director general de la Guardia Civil, Roldán, a quien se atribuyó el «desvío» de 400 millones de pesetas. En el transcurso de todo este complicado proceso, siempre se buscaba la X, el máximo responsable, el vértice en la toma de decisiones. Exactamente como ahora.

Como también hoy, se utilizan segundos escalones para trabajos turbios que rozan el Código Penal. Otra vez, se habla de canallescos vídeos sexuales, se mencionan con nombres y apellidos a fiscales, se señalan Guardias Civiles, se proponen desarticulaciones por la vía del chantaje de instituciones que forman estructuras básicas de nuestro Estado de Derecho. No me sorprende la solución adoptada con Leire para «cerrar el caso». Intentar convencernos de que con su baja voluntaria en el Partido un Día D, todo lo hecho antes, todo lo grabado, escrito, convenido o insinuado, se extingue. En consecuencia, de rebote, también las responsabilidades del Partido. Desde luego, nos toman por tontos. Es como si el espía que, ojos vendados, enfrentado al pelotón de fusilamiento, alega, voz en grito, en un último momento, renunciar a su nacionalidad o al país al que ha servido. No sé cómo describiría el rol de la concejal cántabra, el recién fallecido Frederick Forsyth, maestro de relatos sobre espías, siempre preocupado por su ética de comportamiento. ¿Ética en Leire? Podría haber actuado como ella, la neerlandesa Gertrudis Zelle, más conocida como Mata Hari, fusilada en octubre de 1917 en Chateau Vincennes tras ser condenada por espía. También Francia necesitaba «chivos expiatorios» para ocultar sus fracasos militares. Señalan las crónicas que abrió su abrigo para aceptar valientemente las balas del pelotón francés, cuando podría haber alegado: «Ayer me di de baja voluntaria como espía; soy neerlandesa, no alemana».

Quiero imaginar la tormenta de ideas con que se preparó en Moncloa la visita de Leire a la sede de Ferraz. Entre la bien nutrida plantilla de asesores presidenciales, hay una veintena de ellos procedentes de Fuerzas Armadas, CNI y FCSE. Algunos con buenas experiencias en «chantajes comparados», propusieron varias soluciones. La menos mala: la baja voluntaria. «¡Como ya no es del Partido, no hay caso!». Luego, retocado hasta altas horas de la madrugada, se redactó un guion ad hoc que debía leer Leire sin el menor desvío. ¡Cuidado porque se va del pico! Desde luego, rueda de prensa sin preguntas. ¿Quién paga el hotel? Cosa nuestra. Y de su próximo destino, ya hablaremos cuando esto escampe. Seguramente no podremos repetir otra Dirección General en Correos como disfrutó entre 2021 y 2024, no hace tanto tiempo. Pero ya no dirige el esencial servicio (votos por correo incluidos) el antiguo jefe de gabinete del presidente.

¡Vamos! ¡Que Moncloa no sabía nada de lo tuyo! ¡Mejor que regreses a Cantabria!

Luis Alejandre Sinteses general (r). Academia de las Artes y Ciencias Militares.