Parresía

ETA y el dolor

La incógnita es si este PSOE de Sánchez será castigado por haberse acercado tanto a los herederos de ETA

Nuestros hijos no lo vivieron, menos mal. Tampoco lo recuerdan con angustia algunos compañeros de la redacción: me refiero al tramo de jóvenes españoles hasta los 35 años, a los que el Gobierno tiene tan en cuenta últimamente, con ayudas y promesas varias, para captar sus votos.

Una se percata de que va cumpliendo años cuando, de repente, Bildu decide incluir en sus listas electorales a 44 etarras condenados por terrorismo –7 de ellos con delitos de sangre–, y reacciona con estupor, indignada, pensando en las víctimas de esos asesinos (ahora candidatos en los mismos pueblos donde antes fueron verdugos). Una se enciende y se acuerda de tantos días negros e injustos aunque, a su alrededor, no aprecie una repulsa tan mayúscula como esperaba. Sólo han retumbado estos días, en los medios, las críticas de COVITE y de la oposición. El PNV, en este contexto en el que se ve claramente desplazado por Bildu, ha salido a decirnos que los de Otegi tendrían que haberse ahorrado este episodio, que causa dolor social.

El Gobierno no quiere oír hablar de ese dolor que, mal que le pese, sigue produciéndonos a muchos ETA. El Gobierno quiere correr la clásica cortina de humo e informarnos ahora, recién comenzada la campaña, de sus ayudas económicas por la sequía, de sus planes de construcción de viviendas sociales, de sus éxitos económicos, de la última encuesta del CIS.

El Gobierno se ha puesto de perfil, claramente, ante esta última ocurrencia del socio vasco. Una espera que Podemos defienda siempre a los de Otegi, raro sería lo contrario. Muy distintas tendrían que ser las cosas en el caso del PSOE, que cuenta en sus filas con tantas víctimas del horror etarra. Sin embargo el sanchismo, mudo durante dos largos días ante los periodistas, solo ha reaccionado a última hora, por si su silencio le puede costar votos, enviándonos un vídeo enlatado minutos antes de los informativos, con la portavoz Pilar Alegría afirmando que no les gusta la lista de Bildu. Hemos tenido que escuchar también a la socialista María Chivite, que gobierna en Navarra gracias a los abertzales, pidiendo que no miremos más al pasado, que olvidemos, que nos centremos en el futuro. Eso, mientras su propio partido se ha estado dedicando a la cansina memoria histórica de las exhumaciones.

Desde luego, a Bildu no le pasará factura haber incluido a varios de sus asesinos en las listas, va en su esencia. La incógnita es si este PSOE de Sánchez será castigado por haberse acercado tanto a los herederos de ETA. De momento, hoy veremos al presidente del Gobierno en Estados Unidos, abriendo campaña y acuerdos con Biden. Eso sí, el americano le ha negado una rueda de prensa conjunta, la foto que más ansiaba.