Tribuna

El Farnesio y la ayuda a Ucrania

Todos los testimonios recogidos, todas las respuestas a encuestas, responden a unos mismos valores de sacrificio, responsabilidad, esfuerzos

Hoy, día de Santiago Patrón de España y de nuestra Caballería, es más que oportuno referirnos a un Regimiento histórico del Arma, el Farnesio, considerado el más antiguo de Europa, nacido en los Países Bajos en 1649 cuando «en las tierras de aquella España grande, no se ponía el sol» como reza su himno, que culmina con un vibrante: «¡Altas las frentes y alto el corazón!»

No me extraña este orgullo, cuando su historial que arranca en las Guerras Hispano Francesa (1649-1651), de Sucesión de Austria y la de los Siete Años (1756-1763) abarca toda nuestra Historia pasando por Maastrich, Mons, Traves, Milazzo, Palermo, Siracusa, Bailén, Cuba, Rif, Jarama, hasta hoy, con despliegues en zonas de guerra en el marco de las denominadas misiones de paz.

Con esta vocación internacional tampoco extraña que actualmente, formando parte de la Brigada Galicia VII encuadrada a su vez en la División Castillejos de Huesca, sea una de las unidades comprometidas en la formación de los contingentes ucranianos que se forman en España distribuidos entre la Academia de Infantería (Toledo), Tercio de Armada (San Fernando), San Clemente Sasebas (Gerona) , Castrillo del Val, (Burgos), Badajoz, y la Brigada de la Legión, (Almería). Hoy, 485 ucranianos se preparan en España para la guerra.

Me habla con orgullo del delicado trabajo que realizan el Coronel del Regimiento Pedro Pascual San José: «La historia se repite, pero hoy en otro suelo y otros contendientes; los españoles ya vivimos lo que sufre el pueblo ucraniano: ocupaban nuestros pueblos, quemaban nuestras casas y nuestras cosechas, mataban a nuestros compatriotas». «Estas gentes que formamos –a los que en otro momento llama hermanos ucranianos– alimentan su esperanza, conscientes de que no pelean solo por el enemigo que tienen delante, sino por los hogares que dejan atrás». «Y si en algún momento sienten cansancio o desánimo, tienen presente que no pueden perder ni un segundo en su instrucción, porque lo que se lleven en su mochila será la diferencia entre la vida y la muerte y eso solo, solo, dependerá de nosotros». ¡Enorme sentido de la responsabilidad!

España se comprometió a esta Misión de Asistencia Militar en apoyo de Ucrania en octubre de 2022 dando respuesta a una petición de su Ministro de Defensa al Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión Europea reunido en Praga en agosto del mismo año. Se creó con urgencia un Centro de Coordinación del Adiestramiento, denominado Toledo Training Coordination Center (TTCC), responsable de coordinar los diferentes módulos de adiestramiento en diferentes materias impartidas por los Ejércitos y la Armada. Bajo la dirección de DIGENPOL y del Mando de Operaciones (MOP,s), la constante relación con la Embajada de Ucrania en Madrid y muy especialmente con su Agregado Militar, la planificación se trata de hacer a seis meses vista. «Esto es relativamente sencillo –dice Pascual– cuando hablamos de módulos consolidados como los de formación básica (comenzará estos días su 22ª serie) o los de formación de Jefes de Pelotón que alcanza su 7ª. Sin embargo, hacemos ajustes continuamente por los requerimientos – «necesidades cambiantes», las llama– de Ucrania. Así, inicialmente se puso mucho énfasis en la formación específica de servidores de carros de combate, para posteriormente bascular hacia la defensa antiaérea, empleo de drones, apertura de brechas o desminado humanitario». Ello exige seleccionar otras unidades especializadas e integrarlas en los programas de instrucción. Con ello se puede decir que no hay unidad española de los Ejércitos y de la Armada (particularmente su TEAR) que tenga las fechas del veraneo aseguradas. Como tampoco imaginaban unos jóvenes movilizados ucranianos que su veraneo transcurriría en España.

«Si bien en los módulos básicos, señala Pascual, hay uniformidad dada su escasa formación militar previa, en los módulos específicos hay mayor heterogeneidad tanto en empleos como en experiencia profesional, en muchas ocasiones de combate. Ello conlleva secuelas y traumas de guerra que, sin embargo, superan con entusiasmo y enorme interés en aprender. Saben, resume, que lo que aquí aprendan, puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, en su regreso al frente».

El papel de los intérpretes es fundamental, pero cabe destacar la labor de los «facilitadores», personal militar español que domina el idioma ucraniano y que como profesionales conocen a la perfección la terminología militar.

Todos los testimonios recogidos, todas las respuestas a encuestas, responden a unos mismos valores de sacrificio, responsabilidad, esfuerzos. Por parte española volcando lo mejor de nuestro saber en ayudarles; por parte ucraniana sabedores del coste de su libertad como pueblo, que les exige hasta el sacrificio de sus vidas. ¡Que el Apóstol Santiago, común a católicos españoles y ortodoxos ucranianos, nos dé a todos fuerza, cohesión y esperanza, como nos la dio en otra Reconquista!