El canto del cuco

Feijóo vuelve a ganar a Sánchez

Nada de empate técnico. El PP ha logrado el mejor resultado en unas elecciones europeas desde hace un cuarto de siglo

Los compromisos y las concesiones a los nacionalistas vascos y catalanes han librado a Pedro Sánchez de una derrota humillante y definitiva en las elecciones europeas, que le habría obligado a convocar elecciones generales y dejar La Moncloa. En estas dos comunidades peculiares, que van a contracorriente del resto de España, los socialistas han obtenido un gran resultado, con el que han salvado los muebles y a Sánchez, provisionalmente, de la quema. En Andalucía, Valencia, Murcia, Madrid, Castilla y León..., la barrida del PP ha sido indiscutible. O sea que, quitando Cataluña, el País Vasco, Navarra y algunos reductos pequeños, el domingo sucedió lo más parecido a un plebiscito contra el sanchismo, que queda muy debilitado. Las urnas cantan. Los españoles mayoritariamente apoyan a Feijóo y repudian a Sánchez, a pesar de que desde Ferraz y desde La Moncloa se venda el falso y monocorde relato de la extrema derecha y de que «Feijóo no despega».

Lo cierto es que el PP, bajo su mandato, ha ganado sucesivamente las elecciones autonómicas y municipales, las generales y ahora las europeas, estas con cuatro puntos de ventaja. Nada de empate técnico. El PP ha logrado el mejor resultado en unas elecciones europeas desde hace un cuarto de siglo. Sánchez y Tezanos eran los únicos convencidos de que iban a cantar victoria el domingo. La exhibición de Begoña Gómez no ha dado resultado. Y ahí siguen, tan campantes, ¿hasta cuándo? Hasta ahora se cumple el hecho de que el partido que gana las europeas gana las generales siguientes. Se comprueba que, tanto en España como en Europa, el PP, heredero legítimo de la Democracia Cristiana, es la principal barrera contra la ola de extrema derecha que avanza amenazadoramente. La socialdemocracia pierde fuerza en España y en Alemania, sus dos principales bastiones. Lo mismo pasa con los liberales y los verdes. De momento, sin embargo, la alianza europeísta es aún posible en Bruselas.

Asistimos, en todo caso, a una poderosa reacción conservadora tanto en España como en Europa. Esto obliga a revisar algunas derivas que están deteriorando gravemente la identidad europea y nuestra propia identidad. Sobre la mesa, el control de la emigración indiscriminada, la «invasión» musulmana, la agenda verde, la ideología de género, impuesta dogmáticamente, el laicismo radical y la progresiva descristianización de Europa. La reacción cuenta con el impulso cada vez más entusiasta de la gente joven. O se reconduce este movimiento o se llevará todo por delante. Y para ello Feijóo ofrece, dónde va a parar, más garantías que Sánchez.