Parresía
Un gobierno hermético
Los socios de Sánchez, esos mismos que no van a ir al Congreso cuando la princesa Leonor jure la Constitución, serán quienes le mantengan en el Gobierno, por la cuenta que les trae
Encontrar y contar buenas noticias en el informativo es mi objetivo diario, pero este Octubre se nos han acumulado las nubes negras. Una querría bajarse inmediatamente de este mundo, huir de la realidad con Mafalda. No tener que visionar cada mañana los bombardeos sobre Gaza, con todos esos niños solos y ensangrentados, en medio del infierno. No tener que escuchar los desgarradores testimonios de esos israelíes que esperan, angustiados, información sobre sus familiares secuestrados por los terroristas de Hamás.
Más cerca de nosotros, mucho más, se encuentran esos miles de inmigrantes en situación irregular y dramática, procedentes de unas Islas Canarias en plena crisis migratoria, colapsadas de cayucos. Están siendo repartidos por la península para aliviar la congestión insular, sin que sepamos qué va a ser de ellos. Sin que muchas de las autoridades de los lugares donde son alojados hayan sido informadas previamente de su llegada. Algunos alcaldes y presidentes regionales se quejan del ninguneo del Gobierno; el ministro Escrivá les llama xenófobos. Así, sin anestesia.
La falta de transparencia de este Ejecutivo es un defecto cada vez más evidente, y las ruedas de prensa sin preguntas se han convertido en norma de la casa. Véase la presentación del pacto entre PSOE y Sumar, esta semana. Pedro Sánchez y Yolanda Díaz salieron a escenificar su estupenda relación, lanzaron el correspondiente «speech», se hicieron las fotos que pretendían y se marcharon sin atender a los periodistas.
A los empresarios no les ha hecho gracia su proyecto. Por un lado, tenemos a la CEOE, indignada con la reducción de la jornada laboral, pensada a espaldas de los agentes sociales. Y por otro, están que trinan la banca y las energéticas que -a pesar de sus cuantiosos beneficios- se quejan de los impuestos que les atañen. La amenaza de Repsol de sacar sus proyectos industriales de España recuerda al mensaje que lanzó en su momento Ferrovial de que éste es un Gobierno que castiga a las empresas.
Y a todo esto, seguimos sin conocer la fecha de la investidura de Pedro Sánchez. El presidente sigue aparentemente enfrascado en la política internacional, sin soltar prenda. Resulta que el Ejecutivo supuestamente más progresista que ha tenido España es también el más hermético en un momento en el que se están negociando asuntos de gran calado. Si al propio Emiliano García-Page le acercan un micro y pide «transparencia» a su propio partido, es que la cosa tiene enjundia. Los socios de Sánchez, esos mismos que no van a ir al Congreso cuando la princesa Leonor jure la Constitución, serán quienes le mantengan en el Gobierno, por la cuenta que les trae. ¿A cambio de qué? Mucho se está publicando, pero nada se está aclarando desde la Moncloa.
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