El canto del cuco

El gran perdedor

El rechazo a los inicuos compromisos de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont y demás nacionalistas para mantenerse en el poder ha sido el factor decisivo que explica el descalabro socialista

Los «gallegos de lluvia y calma» han puesto a España en su sitio. Con su voto han frenado en seco la peligrosa deriva del sanchismo hacia la desintegración nacional y el desbarajuste. Los dos grandes derrotados de la noche electoral han sido Pedro Sánchez (PSOE) y Yolanda Díaz (Sumar), o sea, los componentes del actual Gobierno de coalición, sustentado en los votos de los separatistas de la periferia. El tinglado de la farsa «progresista» se ha venido abajo estrepitosamente. El partido centenario del puño y la rosa ha caído en Galicia hacia la insignificancia, confirmando la paulatina pérdida de poder regional y el creciente desánimo de la militancia. El estreno del nuevo invento de la extrema izquierda, después de cargarse a Podemos con malas artes, no ha podido ser más decepcionante. Y eso que Yolanda Díaz jugaba en casa, donde la conocen bien. Ni la visita al Papa la ha librado de la quema. El batacazo de Galicia tiene mucho más alcance que unas elecciones regionales y debería hacer reflexionar a Sánchez, el gran perdedor.

Todo lo contrario que Feijóo, al que desde La Moncloa y sus aledaños habían sometido a una campaña de desprestigio y a un examen riguroso, presagiando la caída en su propia tierra. A los detractores les ha salido el tiro por la culata. Hoy el político gallego es, junto a su sucesor Alfonso Rueda, el gran triunfador de la contienda. Se convierte en el político español con más credenciales para ser presidente del Gobierno. Demuestra, en contra de los agoreros, que acostumbra a ganar todas las elecciones en las que participa. Su liderazgo en el Partido Popular ha quedado firmemente consolidado. Hoy, mirando a la luna de febrero, Feijóo aparece en cuarto creciente, mientras Sánchez está en cuarto menguante. Los que niegan ahora, después del burro muerto, proyección nacional a los comicios de Galicia se equivocan. La moción de censura popular al actual Gobierno hecha por los «gallegos de lluvia y calma», como los llamó Miguel Hernández, se confirmará seguramente en las elecciones europeas de primavera.

Es verdad que muchos gallegos que votaron a Ana Pontón, del BNG, no se vieron influidos por la amnistía a la hora de depositar su voto; pero muchos de los que votaron a Rueda o dejaron de votar al PSG, sí. El rechazo a los inicuos compromisos de Pedro Sánchez con Carles Puigdemont y demás nacionalistas para mantenerse en el poder ha sido el factor decisivo que explica el descalabro socialista y el gran éxito, inesperado para muchos, del Partido Popular. La amnistía es la tumba del socialismo.