El trípode

La insólita pareja Pedro Sánchez & Viktor Orban

Viktor Orban y Pedro Sánchez constituyen una pareja inimaginable con anterioridad, y hoy sin duda habría que incluirles en la «fachosfera».

Resulta obligada una reflexión ante lo que está sucediendo en toda España, con las gentes del campo en una movilización sin precedentes. Si a ello le añadimos los centenares de trenes cancelados por la huelga de RENFE y ADIF, la situación resulta manifiestamente mejorable, con grandes problemas de movilidad para la población por todo el país. Ante ello, el Frankenstein gubernamental está paralizado, a la espera de que la ley de amnistía para Puigdemont vea la luz como él desea: «integral y a la carta». Mientras, Patxi López, portavoz del grupo parlamentario socialista en el Congreso, reitera que la amnistía es «para mejorar la convivencia». No debería tomarnos por tontos diciendo esas cosas a estas alturas del debate. Sí eso es así, tendría que explicar por qué, si el sanchismo va camino de seis años en el poder, no «mejoró la convivencia» antes sin esperar a que Puigdemont les «convenciera» de ello.

Por si esto fuera poco, a esta situación hay que añadir que el Parlamento Europeo por gran mayoría pida que la Justicia española investigue la conexión de Puigdemont y los suyos con Putin y su entorno con ocasión del procés. Y para colmo, la Comisión de Venecia se encuentra en España para verificar si aquí se respeta el Estado de Derecho. Durante años Hungría y Polonia han estado en el ojo del huracán comunitario, igual que ahora lo está España, que ha tomado el relevo de Polonia en ese podio. El «progresista» sanchismo ha colocado a nuestro país en una situación humillante: baste recordar cómo Sánchez se refería a los Gobiernos de Hungría y Polonia, que ahora son el húngaro y el suyo. Viktor Orban y Pedro Sánchez constituyen una pareja inimaginable con anterioridad, y hoy sin duda habría que incluirles en la «fachosfera».

Por si acaso, y ante la imprevisible evolución de los acontecimientos, tanto por las gentes de los tractores como por los de Puigdemont, sería aconsejable que Sánchez, además de ir a Mauritania con su admirada y admiradora Úrsula von der Layen para que no nos envíen más cayucos, se reúna con ella y con los agricultores y ganaderos españoles, franceses, italianos, belgas, alemanes, polacos etc., que tienen en su mano algo tan necesario para la vida como es la comida en la mesa, pese a formar parte de la «fachosfera» global. Además, contribuiría a facilitar los desplazamientos por España con relativa tranquilidad. Y que por una temporada deje de lucir en su solapa esa insignia multicolor de la Agenda obligada por las élites globalistas.