
Tribuna
Inteligencia israelí para todos
Una excitante red de ciudades y de empresas inteligentes, capaces de saltar fronteras y trabas burocráticas, de colaborar entre ellas más ágilmente que muchos gobiernos, es una puerta abierta a la esperanza
Cuando alguien ve las palabras «inteligencia» e «israelí» en una misma frase, en lo primero que piensa es en el Mossad. Cuando lo cierto es que hay vida inteligente en Israel más allá de la militar y de los servicios secretos. En Tel Aviv tenemos CityZone, un puntero hub tecnológico donde confluyen la municipalidad y la Universidad de esta ciudad con Atidim Park Tel Aviv, un complejo empresarial que brinda un parque con espacios comerciales, salas de reuniones, restaurantes y área de estacionamiento. Su objetivo es explorar la colaboración público-privada y crear ocasiones de gol para proveer innovación tecnológica y soluciones urbanas con potencial impacto en cualquier parte del mundo.
Nos los contaba Liat Shaham, directora general de CityZone, cuando hace unos días nos conocimos en el Smart City Expo World Congress organizado por la Fira de Barcelona. La edición de este año ha registrado una cifra récord de 25.771 asistentes procedentes de más de 130 países.
Aunque no a todo el mundo le guste recordarlo, no digamos destacarlo, Israel sigue ahí. Es decir, aquí. Ni vetos políticos ni pogromos han conseguido nunca que Israel suelte de la mano a Europa en general, y a España en particular. Fueron especialistas israelíes los que diseñaron la seguridad de Barcelona’92, contribuyendo así no poco a hacer viable la candidatura olímpica en plenos años de plomo de ETA. Muchas cosas que usted no sabe que mejoran significativamente su día a día, tienen factura israelí. El comercio bilateral entre España e Israel movió 3.000 millones en 2021, nos recuerda Noa Heinemann, directora de la misión económica y comercial de la embajada de Israel en España. Lo que muchos políticos luchan por estropear, muchos empresarios de los que suben la persiana (o la pantalla del ordenador) cada mañana, luchan por enderezarlo.
El Smart City Expo World Congress 2024 ha dado mucho protagonismo a la innovación tecnológica ética, a la resiliencia urbana y a la prevención de catástrofes como la que acaba de asolar Valencia. Si algo nos ha quedado dolorosamente claro, es que padecemos una tremenda crisis de credibilidad de las Administraciones, y que a menudo la sociedad civil y la iniciativa privada tienen que improvisar para tapar los agujeros de la función pública. Esto no tiene por qué ser siempre así. Precisamente el objetivo de CityZone es propiciar que expertos de lo público y de lo privado se reencuentren y colaboren más y mejor. En el país de las start-ups han descubierto que es buena idea que quien tiene una idea pueda ponerla a prueba contando con los recursos y con la experiencia de los gestores públicos. Tú conoces el problema real, yo propongo una solución creativa. La probamos juntos y, si funciona, la exportamos al resto de ciudades inteligentes del planeta. Sinergias para la paz, el progreso y, sobre todo, la confianza.
Algunos ejemplos de propuestas israelíes que han viajado al Smart City Expo World Congress de Barcelona: la empresa BaTTeRi ha desarrollado unos robots móviles para recargar coches eléctricos en un tiempo récord, se pueden instalar en parkings y en grandes superficies de todo tipo, y desde luego solucionarían la paradoja de querer apostar por el transporte sin gasolina, pero luego no saber dónde recargarlo. La empresa A.D. Knight propone un complejo sistema para monitorizar la micromovilidad urbana, tanto de peatones como de vehículos, gracias a una innovadora tecnología que permite extremar la seguridad garantizando a la vez la privacidad. La empresa Sightbit combina la recogida de datos en tiempo real con la IA para prevenir ahogamientos en las costas. Donde antes había un vigilante de la playa, ahora habrá una compleja tecnología, que puede incluir hasta drones, y que será capaz de salvar muchas más vidas, en un perímetro mucho más amplio.
Son sólo algunos ejemplos de una emergente industria israelí abierta de par en par al mundo, con ganas de interactuar y de fluir, de repartir juego y oportunidades. En un momento en que Europa se aflige por la polarización política y las guerras, las de verdad y las comerciales, en que crecen las dudas y hasta la angustia sobre en qué punto nos deja la emergencia de China y el repliegue económico y defensivo de Estados Unidos, una excitante red de ciudades y de empresas inteligentes, capaces de saltar fronteras y trabas burocráticas, de colaborar entre ellas más ágilmente que muchos gobiernos, es una puerta abierta a la esperanza. No tenemos ni por qué aceptar todo lo que no funciona, ni quedarnos atrás. La tierra prometida puede ser la de todos.
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