Sin Perdón

Junqueras humilla a Judas Puigdemont

«Las 14 páginas que firmaron Junqueras y Bolaños son un disparate, pero dejan poco margen a Judas Puigdemont que lo único que le interesa es la amnistía»

Hay que reconocer que la venganza es un plato que se sirve frío, aunque, en este caso, como dice un amigo, es Justicia. Puigdemont se comportó como un cobarde y huyó de Cataluña, aunque luego se inventó la excusa de que lo había hecho porque no podía permitir que el presidente de la Generalitat fuera a la cárcel. Por lo visto, su dignidad es mayor que la de Lluís Companys. Por cierto, en su cobardía le acompañaron Toni Comín y Clara Ponsatí. En cambio, Junqueras y los suyos tuvieron la dignidad de asumir la responsabilidad de sus actos, aunque ahora diga que no cometió ningún delito. Desde entonces, sus relaciones son pésimas. Los cobardes siempre generan un rechazo natural y más cuando dejas atrás al resto para vivir a cuerpo de rey en un autoexilio dorado en Bruselas. No solo eso, sino que dispone de 25.000 euros mensuales para sus ayudantes y acumula una pensión que le permitirá vivir sin pegar palo al agua el resto de su vida. El único problema es que quiere regresar a Cataluña, para tener un despacho en el centro de Barcelona y seguir haciendo caja. No está nada mal. Es el patriotismo de chequera propio de los antiguos dirigentes de Convergencia.

Junqueras consiguió un gran acuerdo aprovechándose de que Sánchez quiere ser presidente del Gobierno a cualquier precio. Por cierto, lo pagamos todos los españoles y, además, dinamitando la Constitución y la separación de poderes. España tendrá que asumir la indignidad de un verificador que controle la mesa de negociación entre los independentistas y el Gobierno. No entiendo que no se les caiga la cara de vergüenza a los dirigentes socialistas. Las 14 páginas que firmaron Junqueras y Bolaños son un disparate, pero dejan poco margen a Judas Puigdemont que lo único que le interesa es la amnistía. En el resto basta que se sume a lo decidido por el líder de ERC que ha demostrado, algo de lo que no tenía ninguna duda, de que es más listo. A estas alturas supongo que solo falta blanquear la corrupción e incluirla en el pacto de la impunidad.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)