«De Bellum luce»

Leonor y su madre, la Reina

Los que son más papistas que el Papa no lo reconocerán jamás, pero doña Leticia se merece que se le reconozca el trabajo que está haciendo por la institución de la Corona

Los socios del Gobierno de coalición no le robarán mañana ni un ápice de protagonismo a la Princesa de Asturias en la jura de la Constitución española en el Congreso de los Diputados. El acto por el que doña Leonor de Borbón y Ortiz se compromete a respetar el principio sagrado de que la soberanía nacional reside en el pueblo español es uno de los pasos institucionales más relevantes de la heredera al trono, y es lo que pasará a la historia de España, y no el plante de los de siempre, hoy convertidos en árbitros del futuro Gobierno.

Ante este acatamiento en la sede de la soberanía nacional, con lo que representa en estos tiempos convulsos, creo que es de justicia dirigir el foco a la madre de la Princesa de Asturias.

Los que son más papistas que el Papa no lo reconocerán jamás, pero doña Leticia se merece que se le reconozca el trabajo que está haciendo por la institución de la Corona. Ella ha ayudado a mejorar su imagen, es responsable de que haya tenido los reflejos de entender movimientos que se producen en la sociedad y que en los despachos de Palacio no se entienden, y no es que haya acercado la Monarquía al pueblo, porque la Monarquía solo tiene sentido si se mantiene en otro nivel distinto al del pueblo, pero sí ha servido para que en La Zarzuela se escuche hablar de lo que pasa en los portales de España.

No quito mérito al Rey, pero, en vísperas de que doña Leonor marque un nuevo hito en su historia como heredera al trono, echo en falta que se ponga más en valor el papel de una Reina que ha pisado la calle, que conquistó su trono profesional por méritos propios, que ha estado encima de la educación de sus hijas y ha sabido enseñarles a ser nietas de Reyes y también nietas de una familia que podría ser la de cualquiera de todos nosotros.

Doña Leticia no es la crónica rosa del estilismo que se le hace cada vez que aparece en un acto público, es imagen de seriedad, solvencia, profesionalidad y hasta de sobriedad. Y si aquí hay resistencia de algunos por reconocérselo, no pasa nada, porque fuera de España sí se ha ganado el trono que en el futuro ocupará doña Leonor.