El buen salvaje

Maravilla dadaísta

La vergüenza se digiere mejor entre bambalinas. Pero les aseguro que no hay ninguna canción que lo anime

La amnistía como una de las bellas artes. El asesinato llegó antes. Maravilla. Saliera adelante o no, que no, es una maravilla dadaísta, que no se entiende como el cartel de la Semana Santa de Sevilla. El Cristo, Dios me tenga en su Gloria, es una promesa de resurrección de la misma manera que la votación es una oración bastarda que no sabe decir amén.

El Cristo Pedro Sánchez tendrá que rezar ante templos ignotos para hacerse perdonar. Y se sentirá perdonado en su pecho, pero no en el de España. Pedro es un traidor que no sabe lo que conlleva el trazo ético de su impostura. Un día se dará cuenta. Pero eso será problema suyo, como Fellini en 8 y medio. Ya estáis condenados.

Llegar hasta aquí sea cual sea el resultado es suficiente como para hacer un cuadro cubista en el que el ojo es en realidad el ojo del culo. El presidente es un mamarracho igual que sus ideas para regenerar España. Ningún presidente se ha sentido mamarracho, supongo que por dignidad.

Pedro Sánchez es como si llevara un bañador speedo. Marcando paquete. Al cabo, digo, Pedro Sánchez cree que todos nos vamos a olvidar de la caña pero es que se está tomando sustancias prohibidas, vale, estupendas, pero prohibidas. Váyase usted a la mentanfetamina, a la marihuana, a esas drogas «vintage». Necesita modernizarse. Cuando quiera quedamos y le explico.

Todos los diputados estaban en modo vacío, daba igual lo que dijera el jefe, el caso es que ellos pensaban lo mismo que el macho alfa, como si te diera dos hostias y te obligaran a una felación. Escuchen a Astrud. Tú y yo a la gloria... La vergüenza se digiere mejor entre bambalinas. Pero les aseguro que no hay ninguna canción que lo anime. Quién te cantará. La gran vergüenza de este día es que ni modernos ni antiguos entienden muy bien lo que quiere hacer este señor aparte de mantenerse en el poder. El sexo.

Vayamos a una psicoterapia.