Opinión

Si ha muerto Robert Redford...

Robert Redford encarnó el perfil absoluto del individuo privilegiado, quizá por eso prefirió desafiar los clichés de Hollywood desde el interior, el paisaje y la herida

Robert Redford encarnó el perfil absoluto del individuo privilegiado—hombre, blanco, rubio, pelazo, rico, heterosexual, americano, atlético, sano e increíblemente sexy y carismático— quizá por eso prefirió desafiar los clichés de Hollywood desde el interior, el paisaje y la herida. Porque Redford, aun teniendo todas las oportunidades y todas las cartas de la frivolidad posible bajo su manga, supo rodearse de relaciones profundas y ajenas al showbiz: Lola Van Wagenen, su primera esposa, mormona intelectual y poco agraciada para la prensa rosa, estuvo a su lado 27 años, compartiendo tragedias (perdieron juntos dos hijos: Scott, de meses, por muerte súbita, y James, activista, por cáncer hepático). Su segunda mujer, Sibylle Szaggars, artista bohemia y medioambientalista, le acompañó hasta el final y, aunque tenía veinte años menos, no era una starlet sino otra outsider igual que él.

Redford bebía y se neurotizaba eventualmente, pegando bandazos vitales dignos de mención: en los sesenta, escapó a Mijas, Málaga, huyendo de Hollywood y del estrés del señorito, porque podía; parece que se tiró siete meses en una granja sin agua ni luz (eso sí, con piscina y burro-taxi), probando la vida beatnik con Lola (sufrida imagino) y sus hijos, en plena crisis existencial (Los beatniks eran bohemios, antimaterialistas y anticapitalistas; buscaban la experimentación, la libertad y rechazaban las convenciones y los valores burgueses). En muchas de esas ocasiones dudó si seguir actuando o no, quería ser pintor (y no se le daba demasiado bien) y recuperar alguna autenticidad. Pero, ¿se puede ser más auténtico que Robert Redford? Habrán visto Brubaker…¡ay!

Una vez soñé que me hacía amiga suya y de Paul Newman y al poco tiempo estaban los dos enamoradísimos de mi... Y cartas, y mensajes y whatsapps y súplicas y lamentos y venga Paul, que te amaré siempre y luego Robert, todo el día pico pala y nada, yo explicándoles que lo sentía mucho, y que me daba incluso vergüenza rechazar a dos iconos de la gran pantalla como ellos y que me caían estupendamente y que la verdad es que eran los dos guapísimos_yo siempre fui más de Robert_y que cuando vi "Butch Cassidy and the Sundance Kid" me hubiera fugado con los dos, pero que los artistas como pareja dan malísimos resultados. Tal cual.

Redford pintaba regular, paseaba sin camisa, compraba víveres en las tiendas andaluzas y se sentía uno más hasta que el eco de su fama lo alcanzó y volvió a Estados Unidos, preparado para el éxito monumental con Descalzos por el parque y, poco después, Dos hombres y un destino.

Como actor, Redford desplegó un palmarés intocable: El golpe, Memorias de África, Todos los hombres del presidente, All is Lost... Como director, Gente corriente (Oscar por drama familiar, duelo y silencio tras la muerte accidental de un hijo), Quiz Show, El hombre que susurraba a los caballos. Jamás ganó la estatuilla como actor; Newman sí se la llevó, cosa que a Redford, supongo, le tuvo que joder (con elegancia). Cuentan que Newman le sacaba millas en simpatía; aunque juntos… Eran la definición misma de la masculinidad noble y divertida.

Si se han muerto estos bellos vamos a morir todos.