Y volvieron cantando

Del muro al pacto de Estado

No resulta difícil colegir que la propuesta de Sánchez a propósito de elevar a pacto de Estado el cambio climático tiene mucho que ver con una «excusatio non petita» tras la salvaje oleada de incendios veraniegos

Probablemente, Sánchez no pase a la historia como el mejor presidente de nuestra democracia, pero si algo hay que reconocerle es su ya legendaria facilidad para ejercer el camaleonismo político sin el más mínimo rubor y con esa naturalidad que brindan quienes ajenos a hemerotecas y fonotecas afirman una cosa por la mañana, la contraria por la tarde y vaya usted a saber por la noche. Ahora resulta que viene a proponer un gran pacto de Estado contra el cambio climático, similar a los acordados en otros tiempos como los históricos pactos de La Moncloa, el pacto de Toledo o el acuerdo contra el terrorismo, el mismo dirigente político cuya carta de presentación durante su discurso de investidura fue el levantamiento de un muro frente a quienes tendrían la obligación de ejercer la legítima oposición parlamentaria y lo que es más grave, frente a millones de españoles que habían votado a la derecha y para los que también debería gobernar.

Más allá de esta legislatura, durante los siete años que Sánchez reside en La Moncloa, su disposición para hilvanar grandes pactos de Estado con el Partido Popular ha sido inversamente proporcional a su único y exclusivo interés por llegar a acuerdos de supervivencia política, tanto con la extrema izquierda como con el separatismo de todo pelaje, incluida la Bildu de Otegi. No ha habido ni una sola propuesta de gran calado e interés general para los españoles que el partido del Gobierno haya consultado al grupo popular sin antes tratar de negociarlo con sus socios del Frankenstein y solo habiendo constatado la ausencia de apoyos en estos se ha buscado la complicidad de un Núñez Feijóo al que se ninguneó información, incluso en cuestiones que sí eran de Estado.

Hoy las cartas llevan ya tiempo sobre la mesa y no resulta difícil colegir que la propuesta de Sánchez a propósito de elevar a pacto de Estado el cambio climático tiene mucho que ver con una «excusatio non petita» tras la salvaje oleada de incendios veraniegos sobre cuya impotente lucha el Gobierno central tiene su nada despreciable parte de responsabilidad –por no decir la mayor cuota– y con lanzar una pelota –otra más– al tejado de Feijóo, al que no se dudará en señalar como ajeno al problema de los fuegos si no pasa por el «pacto de Estado». Viejo todo como el hilo negro.