
El trípode
«Normalizando lo anormal» en la Fiesta Nacional
Lo significativo realmente es que el jefe del Gobierno, en una fecha tan señalada, tenga que huir de los periodistas para no dar la cara respecto a las últimas novedades, tanto nacionales como internacionales
El día de la Fiesta Nacional no aportó novedades significativas, en la medida en que lamentablemente el sanchismo ha «normalizado» que el presidente del Gobierno sea insultado y abucheado por los asistentes al desfile conmemorativo de tan relevante efemérides. Tampoco, por desgracia, es muy significativa novedad –en la situación actual por la que atraviesa Sánchez– que en la tradicional recepción de los Reyes en el Palacio Real tras el desfile, cumplimentara a Sus Majestades y se ausentara a continuación sin –como es consolidada costumbre– atender a los medios de comunicación. Lo significativo realmente es que el jefe del Gobierno, en una fecha tan señalada, tenga que huir de los periodistas para no dar la cara respecto a las últimas novedades, tanto nacionales como internacionales. De las primeras no hace falta añadir más y de lo segundo quizás deba explicar su viaje de hoy a Sharm el-Sheikh para asistir a la firma del comienzo de la aplicación del acuerdo de paz en Gaza. En el que los signatarios son Israel y Hamás y donde la única posibilidad que pueda justificar su presencia allí es que le haya invitado su admirada organización terrorista Hamás, ya que ni Netanyahu ni Trump parecen tener el más mínimo interés en saludarle. En justa correspondencia a su reiterada calificación a uno y otro nada menos que como genocida y de «líder ultraderechista multinacional». Así que ni en Madrid, en el Paseo de la Castellana, ni en ninguna otra vía urbana, ni en Egipto, es bienvenido, lo que explica que incluso huya de los medios de comunicación en el Palacio Real y abandone a los anfitriones, como hace un año huyó en Paiporta dejando que fueran los Reyes los únicos que dieran la cara ante la indignada población. Lo que hicieron con dignidad y gallardía, ya que es mejor «estar solos que mal acompañados». Por su parte, sí que ha sido novedad la ausencia del líder de Vox, Abascal, para «evitar coincidir con Sánchez» (…), aunque el protagonista de la jornada no era este, sino España, con la Corona y las Fuerzas Armadas. También ha sido novedad la reincorporación a estos relevantes e institucionales actos por parte de Salvador Illa, presidente de la Generalitat catalana, en su línea de adaptación intermitente a la normalidad institucional y política con «días de cal y días de arena constitucional», para contentar a sus tirios y troyanos aliados, que son ausentes –no intermitentes, sino continuos– de estos significados acontecimientos nacionales. Y patético espectáculo el de ver a Sánchez de espectador y aplaudiendo la implementación de un acuerdo de paz conseguido por parte de su admirado Donald Trump.
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