El trípode

Nuevo pago sanchista al separatismo catalán

La subasta institucional por parte del sanchismo está volcada en conseguir el control de la Mesa del Congreso

La subasta institucional por parte del sanchismo está volcada en conseguir el control de la Mesa del Congreso, que en la actual situación de muy difícil gobernabilidad, augura una continua inestabilidad política. Es lógico –y forma parte de la absoluta normalidad parlamentaria– que se produzcan negociaciones entre los diferentes grupos de diputados electos para conseguir que el órgano de gobierno de la Cámara se corresponda con la plural composición política de la misma, pero con el sanchismo el mismo concepto de lo que se puede considerar como «normal» está en completa cuestión.

Ya pudieron comprobarse los frecuentes «cambios de opinión» de Pedro Sánchez «casualmente» –eso sí– siempre coincidentes con su interés personal y político al margen de la palabra dada y compromisos previos asumidos públicamente o del interés general de España. Ya se anuncia que en esta primera etapa de la subasta los aliados separatistas catalanes, tanto los de ERC que han bajado de 13 a 7 diputados perdiendo 400.000 votos como los del prófugo de la Justicia tras dar un golpe contra todo el Orden Constitucional y residente desde entonces en Waterloo, también con 7 electos, (aunque estos perdieron menos), no cumplen los requisitos establecidos –para formar Grupo Parlamentario– en el Reglamento del Congreso, que tiene rango de Ley Orgánica.

En él se establecen los requisitos para poder hacerlo y organizarse como tales, lo cual goza de gran relevancia política, además de económica, para todos los partidos y que ninguno de ambos dos cumple al no obtener el 15% de los votos en las cuatro circunscripciones catalanas en las que se presentaron el 23J. Que el secesionismo catalán quedara desdibujado, diluido en la macedonia política del Grupo Mixto, no es una cuestión menor para el Estado democrático y de Derecho que ellos atacaron y que afirman que «lo volverán a hacer» tras ser indultados sin arrepentimiento alguno por su parte. Gran oportunidad negociadora para el Partido sanchista que no va a desaprovechar como primera entrega o fianza para esos socios separatistas.

Llega también el turno para los separatistas vascos, tan honorables como los de Otegi y el PNV, cuya estima y respeto por España y los españoles es manifiestamente descriptible. Sánchez y su partido podrán continuar una temporadita más –no se hagan excesivas ilusiones de una prolongada estancia ahora– disfrutando del poder que les conceden quienes les colocaron en la Moncloa en aquella indigna moción de censura, y allí le mantienen desde entonces, precisamente para desmantelar ese Estado que tanto detestan y del que se quieren marchar. Por la alfombra roja que les coloca el sanchismo.