
El canto del cuco
Un Papa distinto
Prevost es un papa de consenso, capaz de soldar las grietas que aparecían en la cúpula eclesiástica.
El relevo al frente de la Iglesia católica ha sido recibido con alivio y hasta entusiasmo fuera y dentro de ella. En general la acogida a León XIV, misionero agustino norteamericano, enraizado en Perú, ha resultado calurosa. La elección fulminante prácticamente por unanimidad en el cónclave más numeroso, universal y variopinto de la Historia garantiza el acierto. La trayectoria del elegido, también. Prevost es un papa de consenso, capaz de soldar las grietas que aparecían en la cúpula eclesiástica. Recoge la herencia de Francisco –la cercanía a los pobres y desheredados de la Tierra–, pero no va a ser una copia del jesuita argentino. Es un hombre silencioso y reflexivo, de firmes convicciones religiosas, discípulo de San Agustín. Se comprobará a medida que veamos su actuación, que empieza oficialmente el próximo domingo, que es un error trasladar a la Iglesia los conceptos políticos y las divisiones imaginarias de conservadores y progresistas. León XIV dejará su propia huella; será reformista, pero sin renunciar a la firmeza doctrinal.
He tenido ocasión de hablar con un obispo español que lo conoce bien: Vicente Jiménez, soriano de Ágreda y arzobispo emérito de Zaragoza. Tuvo oportunidad de reunirse y cambiar impresiones con el cardenal Prevost con motivo de las sesiones del Sínodo. Como detalle del mutuo afecto, él, como encargado de la Congregación de los Obispos, le pidió, a pesar de llevar tiempo jubilado, que se hiciera cargo de las diócesis de Huesca y Jaca como administrador apostólico. «Es un hombre –me dice– de análisis lúcidos de la realidad, tiene una excelente preparación intelectual y teológica y es una persona abierta a la cultura y a los signos de los tiempos. Escribe muy bien y domina perfectamente varias lenguas». Monseñor Vicente Jiménez está convencido de que «será un gran pastor, un cristiano entre los miembros del pueblo de Dios, como recordó citanto a San Agustín: «cum vobis» (con vosotros); su estilo de vida será el de una Iglesia al servicio de nuestro mundo desde la verdad y la justicia». Será, pues, un papa sinodal, a pie de calle.
La Iglesia ha recurrido por primera vez a dos papas seguidos procedentes de las viejas Órdenes religiosas, convertidas de pronto en una especie de reserva espiritual cuando parecía que decaían sin remedio. Ahora decaen algunos movimientos religiosos laicos nacidos con pujanza en el siglo XX. La actualización de la figura de León XIII y la «Rerum Novarum» indica el propósito del nuevo papa de movilizar a los cristianos en el mundo laboral, ideológico y político ante los nuevos retos derivados de la revolución digital.
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